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Educación, cultura y otras hierbas

Según Bartolomé (2006), el proceso de enculturación comprende la etapa de interacción del niño con otros en la sociedad donde crece, en el grupo y cultura que asimila, influyendo directamente en su desarrollo y formación que le conduce a la adquisición de ciertos elementos culturales, transformándolo en miembro pleno del mundo que le ha tocado vivir. Este concepto hace referencia al proceso de incorporación y aprendizaje de las normas, creencias, costumbres y tradiciones de la cultura en la cual está inserto un individuo. Aprender el himno del país, así como participar de los ritos sociales o religiosos son ejemplos de ello. El proceso implica una enculturación comunitaria y otra escolar como parte de un proceso mayor llamado socialización, en el cual el niño interactúa con sus pares (otros niños) y con los adultos. Es cierto que la cultura de los países es dinámica, y, producto de la globalización y la inmigración, permeable a la incorporación de nuevos elementos en el lenguaje, en la gastronomía o en la interacción social, entre otros, en un proceso conocido como transculturación.

La enculturación es, en gran medida, un proceso inconsciente en el cual el sujeto adopta actitudes y formas de expresión asimilándolas como parte de los elementos culturales de su grupo social, en donde su cercano grupo social y su núcleo familiar tienen especial influencia en este proceso. En consecuencia, se debe entender que la enculturación también requiere de un aprendizaje consciente en el cual la escuela, con su proceso de educación formal, cobra gran relevancia requiriendo del sujeto-aprendiz el uso de recursos cognitivos para comprender, descifrar, reflexionar y argumentar sobre las normas que debe respetar.

Se hace necesario reflexionar sobre la forma en que la familia está contribuyendo a la formación de los niños con valores y principios en los cuales el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, el amor y todos aquellos que permitan que el individualismo, el egoísmo y la irresponsabilidad no tengan cabida. Que nuestros hijos aprendan que no son islas sino parte de un especial núcleo llamado familia a la cual se le debe lealtad y respeto. Pero que también comprendan que las familias son parte de una sociedad que las necesita y a la cual también ellas necesitan.

Se ha cuestionado la calidad de la enseñanza en nuestro país debido a los magros resultados obtenidos en las pruebas estandarizadas aplicadas para diagnosticar los aprendizajes en ciertos niveles  de la enseñanza básica y media. En este contexto es bueno reflexionar sobre la forma en la cual la escuela está llevando a cabo estrategias adecuadas para conducir el proceso de enculturación de valores con que esta sociedad requiere educar a las nuevas generaciones. Es necesario revisar las metodologías que permitan mejorar los aprendizajes de la dimensión cognitiva con estrategias y técnicas acordes con los nuevos tiempos, pero también es muy importante reflexionar sobre los métodos que permitan orientar la educación valorica que conduzca a nuestros niños a ser personas que sean un aporte positivo en el desarrollo de esta sociedad.

Luis E. Pajkurić Vitežić

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