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Ciberacoso en el trabajo

El desarrollo tecnológico, la digitalización como medio para producir bienes y servicios, las crisis sanitarias y el contexto volátil y ansioso del entorno han estado influyendo en las formas de comunicarnos al interior de nuestros trabajos. Resulta innegable que, a pesar de los esfuerzos por mantener la continuidad de las operaciones, las interacciones humanas se han visto afectadas y que esto incluso puede ser un vehículo para una serie de conductas de violencia psicológica a través de medios virtuales.

Un estudio del Ministerio Secretaría General de Gobierno denominado Salud Mental y Ciberacoso en Chile (2021) muestra que casi el 50% de las personas de hasta 30 años ha sufrido hostigamiento virtual. Eso traspasa las capas de nuestra vida cotidiana y se ha posicionado muy fuertemente en el contexto laboral. Esto hay que visibilizarlo, especialmente porque no todas las personas pueden soportar estas dinámicas y el abanico de síntomas pueden ir desde dolores físicos, trastornos emocionales o incluso llegar a la muerte. El ciberacoso laboral se ha definido como cualquier comportamiento agresivo a través de tecnologías de información y comunicación (TICs) en el trabajo. Incluye mensajes de correo, chats grupales de trabajo, videoconferencias, redes sociales e intranet, y tienen por objetivo menoscabar a una persona y/o no permitirle optar a oportunidades de desarrollo. Y sí, es más habitual de lo que se piensa. No estamos hablando de situaciones puntuales o conflictos entre colegas o jefes; el ciber acoso laboral para llamarse como tal debe darse de manera reiterada y dejar un efecto nocivo duradero en la víctima.

¿Dónde se da con mayor frecuencia? Se puede dar en cualquier tipo de empresas, independiente del sector industrial o tamaño. Sin embargo, las organizaciones que están sometidas a un fuerte nivel de competitividad o en entornos de trabajo estresantes pueden estar más expuestas. También puede darse en lugares donde no existan procedimientos claros o no tengan políticas “pro capital humano”, y en empresas que dependan mucho de la tecnología para operar o en donde el teletrabajo no está bien normado.

Si crees estar sufriendo estas situaciones de manera sostenida, la sugerencia es asumir la vulnerabilidad que provoca y tomar cartas en el asunto: documentar pruebas, informar a algún superior, pedir apoyo emocional y asesoría legal, y si el acoso se da por redes sociales se puede bloquear al(la) victimario(a) o denunciar su comportamiento en la plataforma.

Si diriges la empresa o tienes un cargo de responsabilidad, llegó el momento de implementar estrategias vinculadas con entrenar al equipo; hablar desde la confianza, formar a las jefaturas en técnicas contra el acoso, capacitar sobre los derechos y fomentar una cultura del respeto entre los integrantes. Además de ello, es de mucha ayuda implementar políticas y normativas claras al respecto, establecer canales de investigación y resolución de casos, y de manera sostenida, que los directores, dueños o socios se familiaricen con el concepto ya que su prevención, detección temprana y control de daños marca la diferencia con tu competencia y genera valor financiero.

Marcelo Oliva Abusleme

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