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Chillán y el desafío de construir una imagen

La imagen que se tiene de una ciudad se basa en distintos aspectos: su seguridad, si es cosmopolita o no, la calidad de vida, el desarrollo de la cultura, su vocación productiva, el costo de la vida, etc. Existen distintas miradas sobre qué constituye un atributo positivo de un lugar.

Como estrategia para desarrollar la imagen de una ciudad, se ha utilizado desde hace décadas, principalmente en países europeos, el llamado “marketing urbano”, donde la premisa de base es que la imagen de un lugar, al igual que en el caso de un producto, se puede planificar, diseñar y promover. Hay ciudades que lo tienen más fácil, principalmente porque cuentan con características o atractivos naturales que las hacen atractivas para vivir, estudiar, trabajar o visitar. Es el caso de Valdivia, Viña del Mar y La Serena, que se posicionan tradicionalmente como las primeras preferencias en los rankings nacionales.

Lógicamente no se debe ofrecer lo que no se tiene, por lo que las propuestas y conceptos deben ser realistas y basarse en atributos reales y planes de desarrollo concretos, ya sea infraestructura, servicios actuales o proyectados. Arica, por ejemplo, puede con propiedad hacer uso del slogan la “Ciudad de la eterna primavera” y Valparaíso puede utilizar su icónico Patrimonio.

De cualquier forma, la imagen y las relaciones de intercambio de la ciudad con su público actual y potencial deben ser gestionadas e implican decisiones importantes de quienes son responsables por su desarrollo y no pueden dejarse al devenir natural e impredecible como hemos visto que actualmente ocurre con temas tan básicos como la planificación vial y el diseño del crecimiento urbano, por ejemplo.

Si bien Chillán hoy, capital regional, cuenta con algunas características destacables como la cultura, el mercado y las termas de forma más indirecta, basándonos en el estudio “Barómetro Imagen Ciudad”, podríamos decir que es una ciudad poco atractiva. Concretamente el 58% de los encuestados la calificó con nota 6 o 7 en la categoría “ciudad para visitar”, para vivir sólo un 32% la calificó bien, en tanto que para trabajar y estudiar sólo el 22% le dio la calificación de muy bueno. De acuerdo a otro estudio publicado a principio de este año (Índice de Bienestar Territorial), y que sorprendió mucho porque calificó al Gran Concepción como la mejor ciudad para vivir en Chile, Chillán figura en el 8° lugar de 22, por sobre Santiago, nada mal. Puede parecer contradictorio, pero tiene que ver con qué es lo que se mide. En este último caso, se evaluaron las dimensiones: ambiental, infraestructura y accesibilidad.

Una imagen positiva de un lugar genera desarrollo económico, cultural y social, por lo tanto, es una responsabilidad y un desafío que involucra a todos los actores: Gobierno regional, Municipios, Instituciones de Educación Superior, Cámaras de Comercio y Asociaciones Gremiales, así como también la sociedad civil. ¿Qué estamos haciendo de forma colaborativa en Chillán para no seguir siendo una ciudad “del montón” y posicionarla como un ciudad atractiva? ¿Están coordinados los actores clave en esta materia? ¿Cuáles son los planes?

Macarena Dávila Vera

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