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¿Se pude alcanzar la Innovación Social?

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Al recordar la frase de  Thomas Alva Edison, un empresario y prolífico inventor, donde “Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito”, se nos viene a la mente el hecho de que en muchas ocasiones las personas piensan, crean e idealizan negocios todos los días, donde numerosas oportunidades no llegan a concretarse, sino quedan en el pensamiento y se esfuman con el tiempo.

Desde hace algunos años ha proliferado un nuevo concepto en el área del Emprendimiento y la Innovación y es el de la Innovación Social, en que muchos académicos y políticos desean extraer una definición y siempre se quedan cortos. Por mi parte intentaré explicar qué se entiende primeramente por Innovación Social, siendo esta la consolidación de la participación de la propia comunidad y de los beneficiarios, tomando el aporte para el fortalecimiento de la ciudadanía y la consolidación de la democracia, con la participación de los ciudadanos. En forma sencilla, podemos decir que es hacer cosas nuevas o hacer lo mismo que siempre hacemos, pero con un proceso nuevo, más eficiente y con mayor impacto social y que las soluciones provienen de la misma ciudadanía.

El BID se refiere a la Innovación Social como aquella actividad enfocada en “nuevos procesos, prácticas, métodos o sistemas para llevar a cabo procesos tradicionales o tareas nuevas que se hacen con participación de la comunidad. Así, los beneficiarios de cada acción son al mismo tiempo actores de su propio desarrollo, fortaleciendo el sentido de ciudadanía”. Por lo tanto, una ciudad que implemente la Innovación Social podría avanzar en el desarrollo y reducir la pobreza, produciendo crecimiento económico, lo que se verá reflejado en la creación de empleos, además de agregar valor a las actuales buenas políticas sociales. La Innovación Social se da en las diferentes áreas de la sociedad, como es la producción, educación, salud, agricultura o riego, entre otros ámbitos que necesitamos mejorar. Los límites que abarca los pone la sociedad misma.

El corazón de la innovación social están en promover y crear una cultura del emprendimiento e innovación, pero para esto debemos buscar contrapesos  y ayudar a que las instituciones gubernamentales como las no gubernamentales y las autoridades, dejen de pensar en que solo ellos son los que pueden tener la iluminación de las buenas ideas, siendo una realidad que las mejores ideas nacen de las personas que viven el problema o la dificultad a diario. Por ello se debe escuchar a la ciudadanía y luego prestarle apoyo para la implementación de las soluciones a los problemas. Las universidades debieran jugar un papel fundamental en este último punto.

Por lo tanto, como sociedad debiéramos utilizar esta herramienta que hoy está en pleno desarrollo, mejorando la calidad de vida de las personas, ya que tiene una relación directa con la búsqueda de soluciones de problemas y desafíos propios y particulares de un grupo social, con la participación activa de ellos y para ellos.

Víctor Salazar Gilabert, Académico Escuela de Administración y Negocios, Universidad de Concepción.

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