No podemos estar ajenos a los últimos hechos acontecidos con el estallido social; como no podemos dejar de reflexionar en que, si bastará para alcanzar una paz social o incluso más allá una igualdad digna, la creación de una nueva Constitución o de nuevas normas legales como leyes, decretos supremos, autos acordados, tratados internacionales, etc; que como normas legales nos “deberían” bastar para ese fin tan anhelado.
En una primera reflexión claramente no podemos abstraernos que, lamentablemente, desde décadas nos encontramos como sociedad hundidos en un analfabetismo cívico-político; que nos lleva a un desconcierto normativo que en nada ayuda en estos momentos de crisis social y política, cuando ha quedado de manifiesto lo imperioso de estar llenos de tales conocimientos.
Pues bien creo, desde mi visión de abogado, docente universitario y miembro de esta sociedad, que si bien es cierto que en materia legislativa estamos bastante al debe en cuanto a satisfacer necesidades sociales, la creación de una nueva Constitución es un paso importantísimo que claramente nos traerá como ciudadanos un sentido de pertenencia cívico-político que nos es menor, siendo ya un cambio positivo con la actual Carta Magna.
Dicho eso, es extraño en estos momentos no hacernos cargo de cinco conceptos claves para llegar al equilibrio social anhelado por todos, los que, si no llegamos a tener arraigados y materializados en nuestro diario vivir, aun cuando tengamos la mejor Constitución con instituciones a la altura de las necesidades sociales, se nos hará muy complejo ese cambio que tanto deseamos y necesitamos.
Es así como debemos tener la convicción que, para tener una sociedad justa, digna e igualitaria, necesariamente debemos ser: empáticos, tolerantes, morales, éticos y una quinta que sólo nombraré al final.
En cuanto a la empatía, se hace necesaria para poder percibir, compartir y poder comprender los sentimientos del otro y preocuparse por experiencias ajenas, dejando de lado el “yo” que tantas veces nos ciega en estos tiempos de desigualdad.
En cuanto a la tolerancia, si queremos una sociedad sana, debemos ser capaces de aceptar todas las diferencias, con las que no necesariamente podemos estar de acuerdo, dejando de lado el fanatismo. Que más ejemplificador que citar a Charles Chaplin en su película El Gran Dictador: “me gustaría ayudar a todo el mundo si fuese posible, la vida puede ser libre y bella, en este mundo hay sitio para todos”, “luchemos por abolir las barreras, por terminar con la rapacidad, el odio y la intolerancia”.
Respecto a la moral y a la ética ambas acepciones se relacionan íntimamente, pero tienen sus diferencias muy marcadas. Es así como la moral posee una base social, ya que esencialmente es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad por lo cual, claramente, tiene una gran influencia en el actuar de sus miembros. En cambio, la ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y elección.
Y, por último, aprender a tratarnos con cariño.
En conclusión, aportemos con empatía, tolerancia, moral, ética y el cariño si buscamos un verdadero cambio.
Francisco González Godoy