En 1936, Literary Digest utilizó una muestra significativa de 2.3 millones de votantes, determinando que la población norteamericana tendía a simpatizar con el Partido Republicano. Una semana antes del día de las elecciones presidenciales, fue reportado que Alf Landon del Partido Republicano era mucho más popular que Franklin D. Roosevelt del Partido Demócrata. Al mismo tiempo, George Gallup condujo una encuesta más pequeña, pero con mejores bases científicas. Gallup predijo la victoria de Roosevelt, en 1936, generando el primer hito en la historia de las encuestas de opinión pública.
Las primeras encuestas de opinión pública realizadas en nuestro país estuvieron encabezadas por Eduardo Hamuy. Él, junto a Raúl Samuel, preguntó en 1957 a los chilenos qué les parecía el Sputnik (primer satélite ruso) y en 1958, por las posibilidades de los candidatos a la presidencia Salvador Allende, Eduardo Frei Montalva, Luis Bossay y Jorge Alessandri. Casi un mes antes del proceso eleccionario, Hamuy vaticinó que el ganador sería Alessandri, quien obtuvo la victoria con el 31,6 % de los votos. Claro que entonces sus encuestas fueron conocidas sólo por unos cuantos académicos e investigadores.
En 1970, Gallup en Chile predijo un amplio triunfo de Alessandri. Hamuy, que dirigía entonces el CEDOP fue el único que adelantó el triunfo de Allende, quien obtuvo el 36,3% de los votos. Alessandri alcanzó un 34,9% y Tomic un 27,8%. Tras el Golpe de Estado, las encuestas tuvieron un receso hasta mediados de los años ochenta. Entonces, comenzaron a realizarse los primeros intentos por fotografiar la realidad política y social a través de sondeos que pretendían dilucidar las preferencias electorales frente al plebiscito de 1988.
A comienzos de 1990, las encuestas se tornaron una poderosa herramienta para la política. En la actualidad, en Chile se realizan un promedio de 20 encuestas por mes a cargo de empresas y universidades. Notable fue la precisión de los estudios de opinión pública en las predicciones de los resultados de las elecciones presidenciales de 1999. En la última década los estudios de opinión pública han adquirido un inédito protagonismo en la articulación del debate público en las democracias latinoamericanas.[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]