¿Te motiva trabajar, o sólo lo haces por necesidad? ¿Tienes el “privilegio” de hacer lo que te gusta, o sientes que estás trabajando en el lugar equivocado? Las personas, en general, perciben las motivaciones laborales de forma muy simplista. Quiero decir que, la sociedad generalmente cree que el motor o motivación de un trabajador es el salario obtenido al final de su esfuerzo, y lo que puede comprar con este salario. Es por ello que muchas empresas tienen políticas de bonos o premios en dinero para sus trabajares. Sin embargo, existen algunos buenos ejemplos de que las motivaciones humanas se rigen por asuntos más trascendentales que el mero dinero. El profesor de Comportamiento Económico de la Universidad de Duke, Dan Ariely, presenta el siguiente ejemplo: cuando uno lee libros sobre las experiencias de los montañistas, de quienes escalan grandes montañas sólo por diversión, uno puede observar que están repletos de situaciones infelices. Los montañistas pasan hambre, frio, les cuesta respirar, caminar, etc. Y lo que sería lógico es que cuando lleguen a la cima, deban decir: “he cometido un tremendo error… nunca más lo volveré a hacer”. Pero lo destacable es que estos deportistas descienden, se recuperan, y ¡vuelven a escalar! Está claro que el placer de dicha experiencia no estaba en lo fácil o cómodo que era. Además, no hay dinero de por medio. Sino que la satisfacción estaba en haber completado una tarea y que el resto de las personas los pudieran admirar (por eso escriben un libro).
Existen algunas experiencias empresariales documentadas donde a los trabajadores de ciertas compañías, luego de meses e incluso años de trabajo, se les cancelan sus proyectos antes de que terminen. Esto resulta en que los trabajadores se depriman profundamente, y se sientan incentivados a que, por ejemplo, lleguen más tarde al trabajo, se vayan más temprano y generen gastos innecesarios para las empresas. Sin embargo, quiero destacar que es muy posible que un trabajador en esta misma situación esté motivado incluso a trabajar aún más para lograr que su trabajo “vea la luz” de alguna otra forma, por ejemplo transformando su proyecto y utilizando con otra función. O, por último, tener la posibilidad de presentan este esfuerzo ante el resto de sus colegas y jefes, lo que le permitiría obtener algo de reconcomiendo entre sus pares.
Todos deberíamos considerar estos asuntos. Si eres un jefe o un supervisor, recuerda que obtendrás mejores rendimientos, tanto en cantidad como calidad, si tienes a tus trabajadores motivados no solo con su sueldo. Por más aburrida y desgastante que sea la tarea, si les haces sentir que su esfuerzo es valioso, lo harán con mayor empeño. Por otro lado, si eres un trabajador que no disfrutas de tus tareas, esfuérzate por hacer valorar tus proyectos entre tus colegas y jefes, y de hacerlo mejor que el resto. Porque aunque no existe un trabajo indigno, si existen trabajos mal hechos. Si nos concientizáramos que cada uno debe hacer un aporte, aunque sea pequeño, en conjunto es importante para toda la comunidad, y muy probablemente avanzaríamos a una sociedad desarrollada y eficiente.
Ariel Soto Caro, Académico Escuela de Administración y Negocios – Universidad de Concepción.