Según McKinsey, en su reporte del 2017: De aquí al 2030 se perderán entre 400 y 800 millones de empleos en el globo a causa del surgimiento de la inteligencia artificial y automatización industrial. Esto ocurrirá principalmente en las grandes empresas que tienen los recursos necesarios para implementar este tipo de tecnologías, por lo que la nueva fuerza laboral generada principalmente por universidades e institutos superiores no dispondrá de las plazas históricas con buenos salarios y algo de estabilidad a las que estábamos acostumbrados (o mal acostumbrados). En cambio, sus labores serán remplazadas cada vez más por procesos automáticos a cargo de robots…
Parece lejano pero no lo es; basta con ir a un supermercado de Chillán, que es parte de una gran cadena, para ver cómo las cajeras están siendo reemplazadas gradualmente por cajas semi-automatizadas de autoservicio. Y si piensas que esto sólo afectará las carreras técnicas, estás equivocado. Según Deloitte, un 39% de los empleos en el sector judicial podrían automatizarse en los próximos 10 años. En el área salud, los robots ya existen hace un tiempo como una interfaz entre el cirujano y el paciente, sin embargo se trabaja rápido para llegar a que el único humano dentro del quirófano sea el paciente, esto por las enormes ventajas en exactitud y la posibilidad de operar continuamente sin necesidad de realizar turnos para descansar.
En Chile, el 65% del empleo es generado por la micro, pequeña y mediana empresa, bastante más que el 47% de Latinoamérica, pero menos que el 67% de la Unión Europea, en donde el 85% de las nuevas plazas laborales son generadas por este tipo de empresas. Además en Chile la tasa de emprendedores se ha mantenido en un 25% constante en los últimos tres años, siendo uno de los países “más emprendedores del mundo”. Sin embargo, como lo explicaba en otra columna, esto último está lejos de significar “innovación”, pareciéndose mucho más a un “auto-empleo de sobrevivencia”.
Sintetizando: En unos pocos años, la nueva fuerza laboral tendrá que ocupar plazas en las PYMES del futuro. Si estas PYMES son como las actuales, no tendremos muchas posibilidades de equilibrar la balanza, por lo que necesitamos con urgencia generar nuevas empresas con un componente innovador importante, con alto potencial de escalabilidad y por consiguiente intensivas en generación de empleo de calidad.
Esto lo han visto algunos pioneros, como Romesh Wadhwani, que a través de su fundación apoyan a países emergentes a llenar la brecha mediante la educación basada en la práctica y su reflexión, utilizando universidades como puente para obtener un efecto multiplicativo. O Jump Chile de la PUC, que con su concurso – ya internacional – genera un impulso para formar emprendedores universitarios que capturen oportunidades con alto potencial, sean socialmente responsables y amigables con el medio ambiente.
Si nos movemos rápido, con auto-determinación y trabajamos como sociedad, podemos cambiar el rumbo de nuestro país, no solo cubriendo los empleos que se van a perder sino que tenemos la gran oportunidad de hacerlo más equitativo en la repartición de su infinita riqueza.
José Coloma Canales