Durante la semana el Banco Central, a través de su Presidenta Rosanna Costa, manifestó que el país está entrando en un proceso de recesión. A lo anterior, se suma una cantidad de titulares del Banco Mundial y otras instituciones del área económica que nos obliga a preguntarnos ¿qué es una recesión? ¿por qué se produce?, ¿qué implicancias tiene la combinación de inflación y recesión? y ¿cuál es el rol del Estado en este complejo escenario?
La definición exacta de recesión no es tan simple. Mientras la Real Academia Española (RAE) la define como «depresión de la actividad económica”, en los años 70 el economista Julius Shiskin la refería como “resultante de dos trimestres consecutivos de disminución del PIB”. Ahora, en un análisis más profundo, una recesión se produce cuando se combinan factores como la duración (meses de caída del empleo), profundidad (disminución del PIB) y difusión (porcentaje de las industrias con caída en la actividad).
Respecto a las implicancias, la caída en los salarios reales provoca un menor consumo, por lo tanto, se necesita producir menos, lo que nos orienta hacia una contracción económica y postergación de las inversiones. Respecto al rol del Estado, es determinante, la inversión pública y paquetes de reactivación como estímulo para vigorizar el ciclo virtuoso de la economía. Finalmente, el rol del Estado en la economía es contribuir a crear condiciones sociales para que las personas puedan alcanzar un mayor bienestar económico.
Lo anterior es de libro. Lo cierto es que hoy nos encontramos en un escenario global de recesión fuerte e inflación alta que se puede explicar en parte por las implicancias económicas post pandemia, la guerra en Ucrania que influye en el alza de insumos, energía y alimentos, y la crisis hipotecaria Evergreen de China que afecta el precio el cobre. El problema es que cuando en una economía se combinan los factores de recesión e inflación se llama estanflación, que es un escenario aún más complejo, ya que la política monetaria para el control de la inflación es el alza de la tasa de interés lo que provoca reducción de la inversión, disminución del consumo y desempleo. Ahora, al sumar el proceso constituyente incluimos el riesgo social al económico. Pero aun solucionado lo anterior, el problema persistirá ya que el crecimiento tiene su explicación en lo global pero también en lo estructural interno, transformándose en un nudo gordiano.
Chile correlaciona su prosperidad al devenir económico global, por las exportaciones y la atracción de inversiones, algo probado con éxito en la década de los 80 que al parecer se agotó. ¿Cuál es nuestra estrategia hoy? Quizá uno de los grandes aprendizajes que salgan del pacto para una nueva constitución es cómo los partidos negocien acuerdos para tener una visión de Estado sobre la estrategia de Estado, que termine con el escepticismo país de colocarnos en la punta de industrias globales. Hay un viejo proverbio japonés que explica mejor lo que quiero representar: “cuando alguien quiere hacer algo encuentra un medio, cuando alguien no quiere hacerlo encuentra una excusa”.
Víctor Díaz López