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¿Qué es la felicidad? ¿Existe? ¿Puede medirse?

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Un deseo común entre los seres humanos es que a todos nos gustaría ser felices pero ¿qué es la felicidad? y ¿cómo podemos alcanzarla? si lo analizamos un poco pareciera que no lo sabemos realmente. Hay por ejemplo quienes afirman que la felicidad no existe, otros que piensan que es un estado posible de alcanzar si se dan determinadas condiciones externas, otros que creen que no se asocia a cosas externas sino a lo que tenemos dentro.

Sabemos que la felicidad no es estar contento o alegre, el estar contento o alegre es algo que entendemos como eventual o pasajero, en cambio la felicidad se nos antoja más bien como algo más estable, el logro de un estado de bienestar tal que nos genera tranquilidad y satisfacción con lo alcanzado en la vida, bienestar que abarca aspectos físicos, mentales y emocionales, e involucra múltiples dimensiones de la vida como lo cultural, lo social, lo privado, lo religioso, lo económico, entre otros.

A lo largo de la historia, grandes pensadores han reflexionado sobre el tema asociando la felicidad a la virtud, la inteligencia, la ética, el hedonismo, la relación con Dios, el desapego, la satisfacción de necesidades, el autocontrol, en fin, ideas no han faltado. En las investigaciones desarrolladas durante los últimos 20 años podemos encontrar diversas conclusiones, como que en cierto porcentaje la capacidad de ser felices vendría escrita en nuestros genes, que hay más felicidad en el altruismo que en el hedonismo, o que la felicidad es un conjunto de emociones positivas referentes a nuestro pasado, presente y futuro asociadas tanto a placeres momentáneos como a los grandes logros. Daniel Kahnemam, nos advierte que existen trampas de tipo cognitivo que dificultan pensar con claridad en la felicidad, como el hecho que la percepción del presente puede diferir de la percepción que se tiene al recordar la experiencia vivida, o la distorsión de la importancia que damos a aquello que afecta nuestro bienestar.

Entendemos entonces que la felicidad es compleja y que no tenemos total claridad de lo que la genera, sin embargo se  hacen intentos por medirla e inclusive por hacer comparaciones entre los países. Desde hace dos años por ejemplo, la ONU emite el informe Mundial de la Felicidad y en base a variables como la renta per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida, entre otras, realiza un ranking comparando a más de 150 países, cuyos resultados para el año 2012 ubicaron a Chile en el lugar 48, y en el número 28 en el 2013, cabe preguntarnos entonces ¿fuimos los chilenos más felices en el 2013 que el 2012? ¿hubo cambios o se implementaron políticas que permitieron mejorar el indicador? En parte el hecho se explicó por la caída de otros países y mejoras en la percepción de las variables internas, pero ¿es así de sencillo comparar la felicidad? Tampoco es el único índice existente, el Happy Planet Index por ejemplo, ubicó a nuestro país en el lugar número 19 en el 2012 ¿cuál medición será la mejor?

Sabemos que la búsqueda de la felicidad motiva el comportamiento humano por lo tanto, entender qué la genera y medirla de forma valida es importante para la orientación de políticas públicas, pero parece que aún se está lejos de eso.

 Claudia Troncoso Andersen, Académico Escuela de Administración y Negocios – Universidad de Concepción.

 

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