La minería en Chile se caracteriza por ser una de las principales industrias, siendo nuestro país el líder entre los principales productores y exportadores de cobre del mundo. Al cierre del 2021 y según datos de la Comisión Chilena del Cobre (COCHILCO), el precio del metal rojo se ha mantenido al alza, alcanzando un precio promedio de 433,4 centavos de dólar por libra (¢/Ib). Esta tendencia se puede explicar por cuatro factores: en primer lugar, por la oferta limitada de cobre, con lo cual se incumplen las expectativas de producción mundial de inicios de 2021. En segundo lugar, el nivel de inventarios de cobre refinado de acuerdo con las bolsas de metales, que se caracteriza por ser el menor en más de una década. En tercer lugar, la reducida disponibilidad de chatarra de cobre. Finalmente, en 2021 se experimentó una recuperación de la demanda mundial de cobre frente a lo sucedido en 2020. China por su parte, siendo el principal consumidor a nivel global del metal rojo, percibió una rápida recuperación, luego de superar la fase más compleja del avance de la pandemia.
Según COCHILCO, la proyección para 2022 ronda los 395 ¢/Ib, lo que supone una caída en el precio frente a lo sucedido en 2021 que se explica en parte por expectativas de aumento en la producción de cobre, 4,7% frente al 1,8% de 2020 y una desaceleración de la demanda mundial. Más aún, las nuevas restricciones impuestas por los principales países importadores de cobre frente al avance de la variante Ómicron y el comienzo de la explotación de cobre en el yacimiento del Tíbet. Pero ¿cómo esto puede afectar a nuestro país? Sin lugar a dudas vamos a ver un impacto negativo en materia económica y fiscal, entendiendo que el aporte de la minería del cobre en 2020 alcanzó el 11,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y en los últimos 10 años ha promediado un 13,1% de los ingresos fiscales.
En este marco, frente al actual proceso de transición al nuevo gobierno y redacción de nuestra carta fundamental es importante que tanto las propuestas de modificación a nuestra matriz productiva y modelo económico, así como las posibles reasignaciones presupuestarias, reforma tributaria, protección del medio ambiente, aumentos de gastos, entre otros, sean sustentados con ingresos permanentes y con una sólida base técnica. Así, la elección de ministro de Hacienda es clave frente a la conformación del equipo económico que asesorará al presidente electo Gabriel Boric y que guiará las reformas que fueron prometidas durante su campaña presidencial. En este punto, la caída del precio del cobre y el llamado “frenazo económico” proyectado para buena parte del mundo y para Chile van a afectar el diseño y puesta en marcha de las reformas propuestas. Además, la conformación de un congreso altamente dividido y sin una mayoría explícita llevará al mandatario electo a enfrentar negociaciones tanto con sus adversarios, así como al interior de la heterogénea coalición que lo llevó al poder. Es de esperar entonces que los cambios propuestos sean llevados a cabo a conciencia y con bases sólidas y científicas frente al turbulento escenario mundial que aún enfrentamos a raíz de la pandemia y de la aparición de nuevas variantes del virus.
Mauricio Oyarzo Aguilar