Estamos en un período de muchas interrogantes frente a los próximos desafíos que se nos avecinan. En resumen, ¿Estamos bien preparados para hacer frente a todos ellos?
Antes de que el coronavirus llegara, apenas 31% de las empresas en Chile practicaba teletrabajo. Hoy la cifra se disparó, en un contexto obligado por la pandemia, donde las compañías recorren un camino que claramente les traerá impactos positivos y negativos, al mismo tiempo. Que hoy hablemos de que las oficinas interactúan través de una pantalla, implica retos de toda índole que ciertamente no todas las empresas estaban preparadas en un comienzo.
Las urgencias que vendrán son bastante apremiantes y en la mayoría de los casos no tendremos mucho margen de tiempo para dar todas las respuestas satisfactorias que quisiéramos. La capacidad que tengamos para contener el virus y la respuesta de la política económica serán la clave para enfrentar el futuro.
Algunos hablan de escenarios positivos pero que tardarán en llegar; otros de negativos, pero no muy prolongados. Ante esas vacilaciones soy de los que plantea una serie de propuestas de índole positiva.
Veámoslo de esta forma, los países que ya han contenido el virus y han pasado la etapa más compleja están acelerando sí o sí la admisión de canales digitales en la mayoría de las industrias.
Esta crisis además ha activado fuertemente la adopción de e-commerce en el mundo, merced a los siguientes catalizadores: distanciamiento físico, adopción real de la tecnología, capacidades logísticas y experiencia interactiva.
El punto es que los hábitos de consumo de las personas (que ya eran difíciles de predecir antes de Covid-19), han regresado de manera muy dispar en los países que sortearon la meseta más importante de la pandemia.
Por esa razón, es hora de acercarnos más a las certezas y desde ahí focalizar las nuevas estrategias que deben plantearse relacionándolas con los modelos de negocios. Reinventarse es el concepto que más se escucha. ¿Es suficiente con eso? La respuesta claramente es no. Hay que adaptarse a estos nuevos escenarios y tomar acción.
Para muestra, basta ver que hoy ya se empieza a hablar de las “nuevas tendencias” emergentes entre los consumidores chilenos.
Lo primero que se puede observar es la presencia muy marcada del shock a la lealtad; los consumidores están atreviéndose y probando productos nuevos, no le temen al cambio. Segundo, foco en el valor; como consumidores situamos al valor agregado como concepto céntrico y que la compra se transforme en una experiencia a toda prueba. Tercero, el cambio de canal; hoy todo es en línea, incluso quienes nunca habían experimentado la tendencia web.
Por último, y uno de los más importantes cambios “propio del Covid-19”, búsqueda de lo sano, higiénico y local; es decir, los consumidores están prefiriendo relacionarse en lugares que garanticen poco contacto de personas y una higiene a toda prueba, como criterios clave en su elección de compra.
Como se puede apreciar, las respuestas están ahí, al igual que las oportunidades. Los consumidores nos las están entregando, entonces ya sabemos que debemos hacer y los caminos a seguir.
Yerko Cortés Soza