Cuando el año termina es muy natural que vayamos reflexionando sobre los logros obtenidos y los desafíos que se avecinan. En este sentido quisiera presentar, desde un análisis más bien crítico, los retos que la región de Ñuble enfrenta actualmente.
A mi juicio, lo primero que se debe reactivar en los trimestres venideros son el crecimiento económico y las oportunidades de empleo. Lo datos del INE muestran que nuestra región posee una tasa de desocupación del 10%, una de las más altas del país mientras que las ofertas de trabajo han ido en descenso. Además, la encuesta Casen (2023) dio cuenta que Ñuble se transformó, por primera vez, en la región con la tasa de pobreza por ingresos más alta de Chile. La tormenta perfecta para generar más incertidumbre. Se requieren planes agresivos de recuperación de empleo, atracción y retención de talentos y capitales y acercar a grandes inversionistas con el objetivo de mostrar las bondades de nuestra región y su matriz productiva amplia y diversa. Esto, sin duda, requiere de la alianza público privada.
Otro desafío es generar acciones concretas destinadas a mejorar el bienestar psicológico de nuestra comunidad. Un estudio reciente de la Universidad de Los Andes reveló que sobre el 40% de la población admite sentirse triste siempre o la mayor parte del tiempo. Aquello se evidencia al transitar por las calles de Chillán y constatar un ambiente más bien melancólico. Esta observación, si bien puede parecer subjetiva, encuentra respaldo en datos objetivos revelados por indicadores sociodemográficos del Ministerio de Salud, donde se constata que aproximadamente el 25% de los habitantes de Ñuble ha consultado en la red de salud por alguna dificultad en materias de salud mental. Esto subraya la importancia de tomar acción pronto.
Por otra parte, estamos viviendo un terremoto educacional del sistema público, lo que afecta de sobremanera a nuestros niños y jóvenes. Las inasistencias son graves y la deserción escolar solo hace aumentar las brechas en los aprendizajes. Los resultados del SIMCE arrojaron que más de la mitad de los niños de segundo medio que rinden pruebas estandarizadas tienen un desempeño insuficiente en matemáticas y un 30% en lenguaje.
Finalmente, las empresas deben tener un rol más activo en cooperar para hacer crecer a nuestra región. Primero, deben evidenciar un real interés por la producción limpia y las buenas prácticas en gestión de personas y financiera, evitar prácticas financieras ilegales, fomentar el buen trato con colaboradores y proveedores e incluir en sus políticas corporativas algún Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS). Hacerse cargo de sus desechos, sus emisiones o su manejo de residuos, son algunas de las prácticas que se pueden implementar en el corto plazo y con ello aportar de manera más sostenible a la sociedad.
En fin; son desafíos complejos que requieren de planificación, recursos y coordinación. Cada reto se presenta como una oportunidad para fortalecer el tejido social y construir un futuro más próspero y sostenible en esta región increíble, llena de personas extraordinarias, cuna de héroes y artistas, con hermosos lugares para conocer y tremendas oportunidades para crecer.
Marcelo Oliva Abusleme