A principios de abril fue aprobada la Ley de 40 Horas que reduce la extensión de la jornada laboral, cuyo principal objetivo, a voces de quienes la impulsaron, es mejorar la calidad de vida de quienes trabajan.
Una de las características de esta ley es su gradualidad, por lo que su aplicación se podrá llevar a cabo progresivamente en un plazo de cinco años y se implementará de la siguiente forma: un año después de la entrada en vigencia de la ley, la jornada laboral se reducirá de 45 a 44 horas semanales, tres años después la reducción será a 42 horas y a los cinco años se llegará a las 40 horas. Cabe señalar que las empresas tienen la posibilidad de adelantar la implementación de la reducción de las horas laborales a la semana.
Además del cambio de jornada laboral, se abrieron nuevos beneficios para empleados, principalmente para quienes sean padres o tutores de menores de 12 años. En estos casos, la ley brinda la oportunidad de abrir un huso horario diferente para que puedan adelantar o posponer la jornada laboral para ajustar sus horarios y satisfacer las necesidades de la familia. También se agregó la posibilidad de que cada empleado negocie una cierta cantidad de horas extras por su cuenta o a través de su sindicato, que puede devolverse con un máximo de cinco días adicionales de vacaciones.
Por supuesto, surge la inquietud sobre cómo afectará la reducción de la jornada laboral al mercado laboral, los que dependerán de las especificidades de cada región y de las horas de trabajo de los colaboradores. Por lo anterior, la ley ha abierto varias posibilidades y se ha ofrecido apoyo estatal para que las organizaciones puedan adaptarse a la nueva normativa.
Otra de las dudas más comunes respecto al tema son los efectos de este cambio en la productividad y en el mercado laboral, principalmente como una posible disminución de los salarios. Según un informe publicado por CADEM, más del 50% de los trabajadores creen que el cambio de jornada laboral provocará una disminución de los salarios en el país, aunque por ley las empresas no están autorizadas a reducir los salarios de los trabajadores actuales. Sin embargo, varias empresas del rubro han manifestado que la productividad en la industria podría disminuir hasta en un 10%, obligando a las empresas a buscar alternativas, como contratar más trabajadores, para mantener la producción en los niveles actuales.