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La importancia de la inclusión financiera

El Banco Mundial define el concepto de inclusión financiera como la posibilidad de que tanto las personas como las empresas accedan a una variedad de productos y servicios financieros para satisfacer necesidades como pagos, ahorro, crédito y seguros.

La academia se ha enfocado en encontrar una conexión entre la inclusión financiera y el desarrollo económico. Hay estudios que son concluyentes respecto de la correlación positiva que existe entre el nivel de acceso, el conocimiento de instrumentos financieros de la población y el crecimiento económico de una nación.  Otro argumento a favor de impulsar la inclusión financiera es que es promotora de la consecución de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la ONU. Entre los cuales destaca el ODS 1 Fin de la Pobreza, en tanto que tener acceso a una cuenta de transacciones, facilita a las personas guardar dinero, así como recibir pagos y tener acceso a otros servicios financieros. El ODS 5, Igualdad de Género, en el sentido que se promueve la autonomía económica de las mujeres al facilitarles el acceso al crédito y ahorro. El ODS 8, Trabajo Decente y Crecimiento Económico, ya que iniciativas para flexibilizar el acceso a créditos bancarios, por ejemplo, fomentan el desarrollo de empresas, y por consiguiente la generación de mayores ofertas de empleo.

De acuerdo con la Comisión para el Mercado Financiero, el más reciente informe del Banco Mundial sobre el sistema financiero chileno destacó nuestro elevado nivel de inclusión financiera, subrayando las menores brechas en la titularidad de cuentas bancarias de hombres y mujeres.

A esto se suma la iniciativa del Ministerio de Hacienda, que acaba de lanzar la Estrategia de Inclusión Financiera, cuyos objetivos fundamentales son reforzar la confianza en el sistema financiero al implementar canales de información a la población y agilizar la gestión de reclamos. Un segundo objetivo es fortalecer la infraestructura financiera al abordar la problemática de la escasez de sucursales bancarias y cajeros automáticos en áreas distantes de los centros urbanos y/o de mayor pobreza.  El tercer objetivo, y quizás el más relevante, es mejorar y promover el acceso y uso de productos financieros que solucionen problemas y atiendan necesidades concretas de las personas, considerando los distintos segmentos de la población, como por ejemplo el fomentar el uso de plataformas digitales y permitir pagos móviles en sectores rurales.

Una manera eficiente de concretar la inclusión financiera es implementar programas de capacitación que se orienten a que la información llegue de forma oportuna y adaptada al nivel de comprensión y cultura digital de distintos sectores de la población. La tarea de educación financiera es una oportunidad y un desafío que se integra eficazmente con los objetivos estratégicos de vinculación en los que las universidades, como nuestra casa de estudios, ponen tanto énfasis y recursos. Los estudiantes de carreras de ciencias de la economía y afines son un grupo clave para abordar esta tarea, generando una sinergia entre academia, gobierno y la comunidad.

Carmen G. Pérez Riquelme

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