Una crisis hídrica ocurre cuando la disponibilidad de agua no contaminada no alcanza a satisfacer la demanda en una zona determinada, que es la actual situación que se vive en algunas regiones de nuestro país.
Para entender por qué se produjo esta crisis en Chile, podemos identificar algunas causas. Por ejemplo, en la actividad forestal, se produjo un retroceso del bosque nativo y se privilegió el cultivo de especies adaptadas, que consumen gran cantidad de agua; en la agricultura, se aumentó la demanda de agua privilegiando la exportación de fruta; la calidad del agua ha cambiado en varios sectores geográficos producto de la contaminación generada en muchos casos por descargas de desechos industriales; producto del aumento en la demanda energética se han ampliado los proyectos de generación hidroeléctrica; la falta de fiscalización en el correcto uso del recurso hídrico y la baja cantidad de precipitaciones en la temporada de invierno.
Además, la realidad de la situación hídrica en nuestro país es considerada grave producto de los cambios climáticos a nivel mundial, que han generado fenómenos meteorológicos que favorecen la escasez hídrica. Es así como las sequías y el suelo degradado afectan al 76% del territorio y el aumento de las temperaturas genera una condición ideal para la disminución de este recurso.
Frente a este complejo escenario es muy poco lo que hacemos como humanidad para frenarlo. Según muchos estudios científicos, los problemas se han generado por la forma de manejo de los recursos naturales durante miles de años y especialmente en los últimos cien años, por lo tanto, se necesitarán de muchos años más para recuperar parte de lo perdido, e incluso se piensa que es imposible volver atrás y que solo podemos aspirar a no seguir empeorando la situación actual.
Por lo expuesto anteriormente, si seguimos el comportamiento actual, más preocupados de optimizar las utilidades, produciendo bienes que satisfacen nuestras necesidades actuales, sin considerar que los recursos naturales se agotan, claramente no estamos siendo responsables con las futuras generaciones que también necesitarán de estos recursos para subsistir. En cambio, si realizamos los ajustes necesarios, lo antes posible, para frenar el deterioro de las condiciones ambientales de nuestro hábitat, tenemos una oportunidad de salir adelante.
Es por eso que en nuestro país debemos estar atentos a las decisiones que toman nuestros representantes, tanto en el congreso como en la convención constitucional, cuando se generen proyectos de ley o se proponga una nueva constitución y que no ocurra que algunos chilenos tengan serios problemas de acceso al recurso hídrico, algo que ya se observa en un sector de la población rural de nuestra zona central.
Se debe asegurar primero el uso del agua para el consumo humano y en segundo lugar el uso para la industria, la cual debe reducir el consumo encontrando otras alternativas como, por ejemplo, tratar el agua de mar y desalinizarla para convertirla en agua que cumpla con las condiciones que necesita la industria para su funcionamiento.
Celso Vivallo Ruz