El gobierno actual y los sucesivos deben impulsar el crecimiento mediante inversión en infraestructura, ya que es el componente de la formación bruta de capital fijo que refleja con mayor precisión la doble necesidad de Chile: debemos invertir más y focalizar mejor la inversión. La construcción de capital social básico es clave para generar inversión en insumos productivos cruciales. No hacerlo, empobrece a la economía de los activos de infraestructura que pueden complementar a los activos privados en el proceso productivo. También, perjudica a los trabajadores más pobres de la economía, que dependen de la infraestructura pública en sus vidas diarias y acaban pagando más por servicios de menor calidad. Nuestro país, puede y debe lograr tasas de crecimiento más elevadas.
Está claro que Chile ha tenido un incremento del gasto público en los últimos 20 años. Esto conduce a un contexto de fuertes restricciones presupuestarias y alto endeudamiento para financiar los gastos de operación actual que requieren los subsidios producto de la crisis sanitaria y sus externalidades negativas sobre el empleo y la actividad económica, limitándola y siendo adversa, para aumentar la inversión. Sin embargo, es necesario buscar formas novedosas de financiar la inversión pública a través de licitaciones, concesiones, financiamiento compartido y escudarse en el largo plazo.
Algunas ideas, por ejemplo, construir la tercera carretera por la pre cordillera desde Santiago a Puerto Montt, lo que potenciaría el sector agrícola, frutícola, la agroindustria, el turismo y también a la Pyme, junto con generar empleo en cantidad y calidad, al menos para los próximos 30 años. En el mismo ámbito, mejorar los caminos transversales desde Arica a Punta Arenas; conectar el corredor transoceánico Pacífico-Atlántico, generando una súper carretera Talcahuano-Cabrero-Los Ángeles-Antuco, paso Pichachén y Bahía Blanca en Argentina; construir un aeropuerto internacional emplazado cerca de Cabrero, equidistante desde Chillán, Concepción y Los Ángeles. También se puede mencionar la construcción de nuevos hospitales, mejorar la infraestructura educacional, construir proyectos de regadío, embalses, canales, mejorar la productividad de la tierra, potenciar el desarrollo de la educación técnica y tecnológica (incorporando la educación dual para que se pueda preparar a profesionales técnicos atingentes a los actuales requerimientos de las empresas y de mandos medios que Chile necesita), modificar la política forestal y potenciar la reposición de árboles nativos, en todos los sectores que la topografía lo permita, para recuperar, dada la escasez de agua, los esteros naturales que hoy han desaparecido.
Sin perjuicio de lo anterior, debemos ser muy responsables y cautelosos con la deuda pública y prudente con el gasto público, con la finalidad de mantener la estabilidad financiera. Los gobiernos deben pensar en el país de hoy, pero también en el de mañana. Los futuros presupuestos de la nación deberán tener presente la inversión pública y con el esfuerzo de todos los chilenos trabajar por Chile, como una prioridad ineludible.
Froilán Quezada Quezada