Entre el 1 y el 31 de Octubre se realiza en Chile el mes de la educación financiera. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico define este concepto como el proceso mediante el cual, tanto consumidores como inversionistas logran un mejor conocimiento de los distintos productos financieros, sus riesgos y beneficios, y que mediante la información o instrucción, desarrollan habilidades que les permiten una mejor toma de decisiones, lo que se deriva en un mayor bienestar económico (OECD, 2005).
Dada la temática, organismos públicos como la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), han realizado actividades orientadas a reflexionar y transmitir conocimientos de esta índole. Los efectos del Covid-19 han dejado en evidencia la necesidad de abrazar la educación financiera, no como un componente optativo, sino como un ingrediente esencial para el desarrollo personal.
Una persona que ha recibido formación en finanzas personales no siente que todas sus decisiones económicas son producto de circunstancias ajenas a sí misma, sino que se siente empoderada para guiar su futuro financiero en base a sus propias metas. Por ejemplo, al momento de adquirir un vehículo, esta persona podrá saber con cuánto dinero dispone, y cuánto dinero necesita, para cotizar en más de un lugar un crédito de consumo a un bajo costo. Para grandes compras a futuro, la persona podrá definir planes de ahorro en base a sus ingresos, elaborando un presupuesto. De lo contrario, al no estar empoderadas financieramente, es más probable que las personas caigan en sobreendeudamiento, limitando la satisfacción de sus necesidades.
En Ñuble, varias entidades han puesto su grano de arena para mejorar la educación financiera de su comunidad. La Escuela de Administración y Negocios (EAN), de la UdeC Campus Chillán, ha desarrollado junto con la CMF el primer curso de educación financiera para estudiantes universitarios en el país. A la fecha, alrededor de 100 alumnos y alumnas de ingeniería comercial han recibido formación en estos temas. Cada año, ellos realizan una capacitación relatando algún tema de interés, como por ejemplo, el buen uso de las tarjetas de crédito, ahorro, plan para la jubilación: (APV, rentas vitalicias y retiros programados), etc. Este año, a pesar de las restricciones producto de la contingencia sanitaria, los y las estudiantes estuvieron presentes en la comunidad, capacitando de manera virtual.
Por otro lado, es importante recalcar que la educación financiera debe comenzar en los primeros años de vida para que ésta sea difundida de mejor manera a toda la población. El docente Guido Mateluna, en un diálogo participativo llevado a cabo este año, menciona: “Uno de los aspectos que se tienen que considerar es que la educación financiera parte desde el jardín (…) Siempre es importante comenzar desde la raíz a enseñar lo que en un futuro será de mucha utilidad”.
Finalmente, quiero dar un reconocimiento a la labor realizada por muchas personas e instituciones en esta materia, y animar a la comunidad a que se empodere y sea protagonista de su propio futuro financiero.
Carlos Delgado Fuentealba