Si por un momento nos ponemos en el lugar de un emprendedor, las primeras cosas que se nos vienen a la mente respecto a las formas en que éste puede financiar su proyecto, son por medio de sus ahorros personales, crédito bancario, aportes estatales y/o conseguir capital al incorporar nuevos socios. Sin embargo, el auge de las tecnologías de información han permitido el surgimiento de una nueva alternativa de financiamiento de proyectos: el crowdfunding.
El vocablo inglés crowdfundingse compone de dos partes: “crowd”, que significa multitud, y “funding”, que hace referencia a financiación. En otras palabras, consiste en un mecanismo de obtención de recursos monetarios a través de una red colectiva, normalmente online. En términos más coloquiales, se trata de “hacer una vaca” o “una cucha” para financiar un proyecto. Las iniciativas que se han concretado mediante el crowdfundingson muy variadas, desde proyectos musicales o artísticos, proyectos sociales o medioambientales, hasta campañas políticas, nacimiento de empresas, entre otras.
Tal vez el lector podría preguntarse acerca de cuál es la contraprestación asociada a este método de financiamiento, el cual justifica obviamente el incentivo de la “multitud” por aportar a un proyecto determinado. Para ello debemos comprender la clasificación del crowdfunding. En general, hay cuatro tipos: primero, con aporte de forma de donación (sin esperar recursos o por filantropía); segundo, con el incentivo de recibir una recompensa (como un regalo, un servicio o una experiencia); tercero, por medio de un préstamo (del cual se recibirán intereses); y cuarto, por medio de un aporte de capital (donde se obtienen ganancias en función de los retornos del proyecto, que por lo general puede ser una startup).
De acuerdo a fuentes del Banco Central, se ha cuantificado a diciembre de 2016, un monto de transacciones en crowdfundingsobre los US$180 millones en Chile, concentrados principalmente en préstamos a empresas (96% de los montos y 85% de los proyectos). Durante el año pasado, esta cifra fue de más de US$150 millones en transacciones. Desde este punto de vista, algunos expertos han planteado que esta modalidad podría ser una alternativa de inversión bastante atractiva, teniendo un retorno promedio anual del 13,4% nominal, antes de ajustarse a las comisiones de la plataforma virtual que presta el servicio de intermediación.
Las ventajas globales del crowdfundingse enmarcan en el ámbito de la inclusión, desde dos enfoques. Por un lado, las pequeñas empresas pueden acceder a préstamos alternativos a la banca tradicional, mitigando las barreras provenientes del racionamiento crediticio. Y por otra parte, los inversionistas pueden acceder a nuevas opciones atractivas aparte de las más comunes (depósitos a plazo, fondos mutuos, o compra de acciones bursátiles). Además, esta herramienta provee una nueva forma de aportar a causas sociales de nuestro interés, con montos que no necesariamente deben ser altos. Con todo, como cualquier idea innovadora que se masifica en la población, es necesario que pueda formarse un marco regulatorio en esta materia; a fin de evitar fraudes, fomentar la transparencia y reducir la incertidumbre.
Carlos Delgado Fuentealba