En septiembre del año 2018 el territorio de Ñuble pasó a operar con la jerarquía administrativa de una nueva región, frente a lo cual se tenían grandes expectativas. Pero en realidad los últimos dos años han sido atípicos y todos los esfuerzos se ha concentrado en sobreponerse al estallido social y luego a la pandemia, por lo que creo que aún no se puede evaluar efectivamente si este proceso ha tenido los efectos esperados. En esa línea, creo que seguimos en una etapa de instalación en que vale la pena recordar cuales deberían ser las implicancias del cambio en la jerarquía de nuestro territorio.
La creación de una nueva región implica la instalación de un nuevo Gobierno Regional (GORE), una nueva Intendencia, nuevas Secretarías Regionales Ministeriales (SEREMIAs) y sedes regionales de Servicios Públicos, entre otros; los que cuentan con presupuestos y funciones aplicables a un territorio regional más pequeño. Luego las principales implicancias de crear nuevas regiones se pueden agrupar en los ámbitos que describo a continuación.
Lo primero está relacionado a las capacidades institucionales, es decir, mejor alcance territorial del GORE y las representaciones regionales de sectores y servicios. Esta institucionalidad debería traer consigo la capacidad de formular proyectos y financiarlos, como también la capacidad de prestar servicios a una población ahora más reducida y geográficamente más próxima. Lo segundo está relacionado a la inversión pública: ahora existen más fondos a disposición, provenientes de la Región, lo que podría aumentar sus capacidades a través de los siguientes canales: i) mayor inversión sectorial (IS) a través de proyectos financiados por los distintos Ministerios; ii) un aumento en los fondos de inversión de decisión regional (IDR); y iii) la disposición exclusiva del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) permite materializar proyectos y obras de desarrollo de impacto regional, provincial y comunal. Es importante mencionar que el FNDR es el principal instrumento financiero mediante el cual el gobierno central transfiere recursos fiscales a cada una de las regiones (Departamento de Estudios y Evaluación, 2015).
Con respecto a la efectividad de los mecanismos identificados anteriormente en un adecuado nivel de descentralización del territorio, en mi opinión debemos colocar el énfasis en comprender que tenemos una debilidad importante y es que los municipios pequeños no cuentan con la dotación apropiada de personal en el área de proyectos que les permita presentar una gran cantidad oportunamente. Y, ya que estamos en el proceso de redacción de una nueva constitución, se debería avanzar en la discusión sobre qué mecanismos de adecuación serían interesantes en dicha línea. Por ejemplo, buscar la manera de potenciar los equipos de los GORES que brindan apoyo técnico a los municipios y que sea en terreno. Además, de manera complementaria, brindar fondos extras que permitan fortalecer los equipos de los municipios directamente contratando personal. Y por último, avanzar en alianzas con universidades de modo que se potencie la capacitación constante del personal municipal.
Roberto Herrera Cofré