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Es más fácil exigir derechos que ceder los propios

En octubre pasado la socialización de las inequidades dejo entrever la necesidad de un re-ordenamiento independiente de nuestras ideologías, entendimos como sociedad, que no es posible crecer y esconder aquello que nos duele ver. Acto seguido, la empatía aplacó la indiferencia y la igualdad se hizo consigna, queríamos para todos una vida mejor.
A meses de los hechos del párrafo anterior, un virus de menos de una micra nos golpea fuertemente y en menos de tres semanas se apodera de nosotros el miedo al contagio, desabastecimiento, la pérdida de nuestros trabajos, y desarrolla en el confinamiento, una profunda necesidad de sociabilizar. Pero, esto último, nos vuelve a dejar en evidencia: la estrategia del gobierno, el aislamiento social que busca cortar las cadenas de contagio, no es respetada, porque muchos de nosotros, y en particular la población más joven, no está dispuesta a restar de su vida las actividades sociales, lo que los vuelve importantes agentes de contagio.
En China, por ejemplo, la tasa de mortalidad por COVID-19 entre los 10 y 29 años es del 0,2%, lo que si bien es muy positivo tiene un correlato negativo, ya que potencia la indiferencia de estos grupos etarios hacia la enfermedad. Ellos, que no están entre la población de riesgo, asumen medidas como la suspensión de clases con total liviandad e indiferencia. En este sentido, el epidemiólogo de la Universidad de Harvard, Feigl Ding, realizó un alarmante descubrimiento en estadísticas de Corea del Sur: el 6% de COVID positivos corresponden a personas entre los 70 y 79 años con una tasa de mortalidad de un 8%. Por su parte, el segmento etario de 20 a 29 años corresponde al 30% de los positivos, la ecuación es evidente y aterradora. La indiferencia de los jóvenes frente al contagio las pagan nuestros abuelos que son más propensos a morir de la enfermedad.
En nuestro país, esta situación no es diferente. Según el último informe de epidemiología del Ministerio de Salud del 9 de abril «de los casos confirmados, y notificados en EPIVIGILA, la mediana de edad es de 40 años, donde el 3% correspondieron a menores de 15 años, el 21% a personas de 15-29 años, el 35% a personas de 30-44 años, el 31% a personas de 45-64 años, mientras que el 10% restante a adultos de 65 y más años.
En nuestra región esta situación no es diferente, de acuerdo a los datos extraídos desde el Diario La Discusión, un total de 68 personas fueron detenidas por no respetar la cuarentena obligatoria en las comunas de Chillán y Chillán Viejo e incumplir el toque de queda que rige en el resto de la región de Ñuble. En la misma publicación, se menciona que la Fiscalía Regional informó que tres de los aprehendidos pasarán a control de detención y formalización por delito reiterado.
Lo anterior, sinceramente me abruma. Sólo puedo mencionar que el grupo de mayor actividad en la exigencia de derechos, se encuentra precisamente en el rango etario de la mayor cantidad de contagiados. Conclusión, es más fácil exigir derechos a terceros que a ceder los propios. Por favor, quédate en casa para cortar la propagación, sé consecuente.
Víctor Díaz López

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