“Una sociedad que renuncia al futuro energético se expone a múltiples trastornos. De partida, se queda sin conciencia del devenir de las próximas generaciones y asume tácitamente que algunas fuerzas con interés propio moverán el tablero para su conveniencia y que por inercia habrá energía en nuestras vidas” (Máximo Pacheco Matte, ex Ministro de Energía). Así, el crecimiento económico y el bienestar personal y colectivo de un país está directamente relacionado con el crecimiento energético. Por tal razón, es fundamental disponer de la energía que permita abastecer los requerimientos necesarios para el funcionamiento de las empresas y de las personas, hoy y en el futuro.
Las decisiones energéticas de hoy necesariamente repercuten después, no sólo en aspectos técnicos y económicos sino también humanos y ambientales. En esta línea, la Política Energética Nacional propone una visión del sector energético al 2050 que corresponde a un sector confiable, sostenible, inclusivo y competitivo. Se sustenta en cuatro pilares que se describen a continuación.
El pilar de Seguridad y Calidad de Suministro desarrolla la idea de que es fundamental que la energía esté disponible a un precio razonable y preestablecido, que favorezca la competitividad. Para ello, es necesario avanzar en seguridad y flexibilidad a nivel de producción centralizada y contar con una producción descentralizada y gestión activa de la demanda.
En tanto, el pilar Energía como Motor de Desarrollo propone que sin energía no hay crecimiento, por lo tanto, para impulsar el crecimiento, Chile requiere un desarrollo energético inclusivo, caracterizado por un acceso equitativo, coordinación territorial y precios que favorezcan la competitividad. Como objetivo de Política Energética todas las regiones deberán contar con Planes Energéticos Regionales.
El tercer punto del plan, Compatibilidad con el Medio Ambiente, plantea que el desarrollo del sector energético no puede disociarse del cuidado del medioambiente. Para ello, es fundamental implementar políticas que aborden paralelamente dos grandes desafíos: el impulso de una matriz energética renovable y el desarrollo de lineamientos para abordar los impactos medioambientales, locales y globales. Las políticas energéticas del país están enfocadas para que energías renovables constituyan el 60% en el año 2035 y al menos un 70% de la generación eléctrica para el año 2050.
Finalmente, está la propuesta Eficiencia y Educación Energética, cuyo objetivo, al 2035, es que el sector de grandes consumidores, minero, industrial y de transporte, haga uso eficiente de la energía, con activos sistemas de gestión energética y la implementación de activas mejoras de eficiencia energética. Además, es necesario que todos los planes de educación formal incorporen contenidos transversales sobre desarrollo energético, tanto en la educación preescolar, básica y media.
El futuro del país y del mundo depende de las decisiones que tomemos hoy, y en este sentido, las decisiones de energía de hoy nos permitirán vivir en un mejor país mañana.
Ricardo Pérez Tirapegui