En la reciente campaña presidencial los candidatos propusieron muchas ideas referidas a educación: “avanzar en orientaciones, programas y capacitaciones con el fin de ofrecer una educación que potencie los aprendizajes integrales, el bienestar y el juego en salas cuna, jardines, escuelas y liceos públicos” o “profundizar la libertad de educación y el derecho preferente de los padres, promoviendo la excelencia, y eliminar de esta forma toda discriminación arbitraria del Estado ante la elección de la educación, buscando la competencia y calidad”, entre otras.
El sistema educacional chileno, en sus diferentes niveles, dificulta que los estudiantes de diferentes estratos socioeconómicos y culturales interactúen entre sí, lo cual no ayudaría a crear personas tolerantes. Al tener una educación gratuita y de calidad para todos y todas, los niños y niñas no tendrían a todos sus compañeros de un rango socioeconómico similar al de ellos, generando así una tolerancia y empatía por el otro desde el momento más importante de su formación, la niñez, ya que estarán en un constante cambio de opiniones y visualización de realidades distintas desde la infancia. Como dijo un famoso motivador norteamericano llamado Jim Rohn: “somos el promedio de las cinco personas con las que nos rodeamos”.
Garantizando a una sociedad esta calidad educativa, se aseguraría una sociedad abierta de mente, “fuera de la caverna”, que pueda discernir sobre sus propias opiniones y las del resto, con el respeto que la opinión ajena amerita. La relevancia de la educación no es algo nuevo, incluso pensadores antiguos como Platón y Aristóteles se refieren a ella como la base de una sociedad y proponían que la educación debía ser igual para todos y de responsabilidad estatal y no privada.
Además, en estos últimos años, Chile ha tenido una inmigración muy alta. Con el tiempo esas familias serán parte del plan escolar chileno con más fuerza. Se podría pensar que si la sociedad chilena es tolerante e inclusiva podría perder la esencia del ser chileno. Pero ¿cuál es la esencia del ser chileno? ¿cuáles son los atributos culturales que podemos perder con el tiempo? Esta misma educación cae en respuesta a lo anterior, ya que, enseñando nuestros héroes históricos, nuestras costumbres (las cuales van mutando en el tiempo) a los niños sin importar si sus padres son chilenos, venezolanos, peruanos o de cualquier procedencia, conocerán la cultura chilena y la respetarán.
Ver la educación como respuesta a muchos de los problemas que se tienen hoy en día puede ser algo abrumador, ya que no es para nada una solución de bajos costos y tampoco se pueden ver sus resultados a corto plazo. Es una solución radical, pero a largo plazo beneficiosa, no solo en lo social, sino incluso en lo económico. José Mujica decía: “un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos”.
Las cosas ya no son en blanco y negro, y la nueva política así debe ser así, un presidente debe gobernar para todos los chilenos y chilenas, escuchando diferentes opiniones y aceptar variadas propuestas que le permitan logran lo mejor para nuestro país.
Celso Vivallo Ruz