La economía familiar es un tema que se debería tener en cuenta independiente de los ciclos económicos, ya sean familiares, regionales, nacionales o mundiales. Todos los concejos podrían tomarse como lógicos para una economía familiar sana, sin embargo, los gustos, las tentaciones, las costumbres, los excesos, los malos consejos y la mala priorización en los gastos o inversiones perjudican notablemente la economía familiar. Como principio básico en tiempos de abundancia, ahorrar para los tiempos malos y en tiempos malos, priorizar, dejar los gastos superfluos (consumismo) y en lo posible, vivir de lo ahorrado.
La economía familiar es un elemento básico para comprender los múltiples aspectos sobre la economía general de nuestra sociedad y cómo las decisiones económicas personales o colectivas afectan a gran parte esta sociedad, pensado tanto para el sector público como privado.
Uno de los aspectos que se debe considerar es el entorno económico en el que se desenvuelven las personas y cómo logran su bienestar social. La exacerbación del cumplimiento de este bienestar lleva al consumismo.
El consumismo, tendencia al consumo excesivo e innecesario de bienes y servicios, es un fenómeno económico, social y político que se ha desarrollado fuertemente desde la revolución industrial como consecuencia de los diversos modelos económicos que fomentan el consumo para el desarrollo económico global. Las personas son influenciadas para adquirir una infinidad de productos o servicios que, seguramente, no necesitan ni para su bienestar mental ni físico.
Es así que el consumismo impacta la economía de las familias o de los individuos porque implica un gasto extra que no resulta necesario pero que igual se lleva a cabo porque las técnicas de publicidad las ofrecen como algo indispensable y que produce satisfacción, llevando al consumidor a actuar en forma irracional.
La racionalidad de un consumidor es la regla básica en la toma de decisiones para una sana economía familiar, a continuación, se mencionan algunas recomendaciones o consejos prácticos:
- Itemizar y priorizar los gastos del grupo familiar, clasificarlos como esenciales (inevitables) y superfluos (evitables).
- Hacer partícipes a todos los integrantes del núcleo familiar en el detalle de los gastos del hogar.
- Los gastos deben ser menores que los ingresos, la diferencia debería ser para ahorro. Esto quiere decir que se debe vivir de acuerdo a las propias posibilidades familiares.
- Destinar lo ahorrado para emergencias (enfermedades, accidentes), aumento en las pensiones o para inversiones.
- Invertir o gastar los dineros del pasado y no del futuro, vale decir ahorrar y después invertir o gastar.
- Pedir préstamos para lo estrictamente necesario, ojalá sea para inversión.
- Dentro de las posibilidades familiares, dividir los ingresos en tres, 1/3 para vivir, 1/3 para disfrutar y 1/3 para ahorrar (futuro). Lamentablemente para algunas familias los 3/3 son para vivir.
- Utilizar algún sistema de registro para detallar los ingresos y gastos, la memoria es frágil.
Estos consejos útiles deberían ser practicados por todas las familias y más todavía por las naciones, tema muy vigente hoy en día, en que la priorización del presupuesto nacional está muy cuestionada, tema pendiente para otra publicación.
Ricardo Pérez Tirapegui