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Cuando tu sueldo depende de tu capacidad de re-aprender

Como sociedad estamos acostumbrados preferentemente a una rutina convencional; lo cierto es que los cambios tecnológicos han provocado modificaciones radicales en nuestros patrones de comportamiento. Quizá lo más notorio, es cómo las redes sociales han afectado nuestras actividades de interacción, proporcionando muchas veces una angustiosa y abrumadora evidencia de historias soterradas que gozaban de anonimato pre-digital. Es así como, por ejemplo, hoy conocemos y seguimos: El financiamiento de la politica y el tráfico de influencias, Defraudación en la institución pública mejor evaluada según Cadem, Casos de elusión de impuestos Panamá y Paradise Paper. Mafalda, según Quino, diría que es un «desastre» y una «vergüenza», Mr. Míster lo hizo canción con ‘Welcome To The Real World’.

Volviendo a la columna, las empresas crecen hasta el límite de las capacidades de sus Directivos, debido a que las estrategias que históricamente los mantuvieron con vida, hoy gozan de una rápida obsolescencia. Me refiero a competir en precio, proporcionar crédito o desarrollar imagen. Por cierto que lo anterior es necesario, pero sólo proporciona una ventaja temporal. Sumando complejidad a lo descrito; la sobreoferta de productos, las exigencias de mercados de destino, la infidelidad de clientes, consumidores más conectados e informados (para recomendar o sepultar productos), compras informales en redes sociales y un inquietante aumento de compras en el mercado global, sin duda presiona a directivos a re-aprender, re-inventarse e innovar de manera permanente. Lo anterior, ha tenido un cause natural hacia la implementación de estrategias basadas en Sistemas de Información Empresarial, para apoyar; la toma de decisiones (inteligencia de negocios, BI), Contención costos, compras por internet para evitar intermediarios (B2B) . Aumentar ingresos, acceso a un mercado global (B2C). Aumentar el control, administración de operaciones (ERP) y desarrollar estrategias comerciales (CRM), entre otros. Lo cierto es que estos sistemas –a pesar de sus potencialidades– dependen de quién los utilice para desarrollar una ventajas real. Visto de esta forma, la paulatina inserción de la tecnología está remeciendo fuertemente a las personas, ya que su sueldo depende –cada vez más– de su capacidad de re-aprender.

Finalmente, extraigo de lo descrito que la tecnología seguirá siendo cada vez más invasiva y masiva, las personas más interiorizadas e involucradas serán cada vez más juzgadores no pasivos. Las empresas ya leyeron al mercado y por supervivencia han tomado los resguardos necesarios. Por su parte, el Estado –para su propia administración– si no invierte en tecnología que facilite la prolijidad de ejecución de sus programas, la visibilidad de las acciones de sus representantes y, por sobre todo, el control de riesgos potenciales, seguirá siendo parte de titulares con hechos desafortunados que pudiesen haber sido anticipados. “Asombrarse es comenzar a entender” escribe Ortega y Gasset. La abrumadora realidad ya es conocida por todos, pero también la esperanza que el entendimiento consciente y responsable nos permita re-aprender para mejorar.

Víctor Díaz

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