El año 2023 marcó un panorama desafiante para las exportaciones de Ñuble. Con un descenso del 51,9% en comparación al 2022; las cifras reflejan un retroceso significativo que exige un análisis profundo y la implementación de estrategias proactivas para la recuperación y el crecimiento sostenido del sector.
Las exportaciones del sector industrial, que tradicionalmente han sido el principal motor económico de la región, experimentaron una caída del 59,3%, mientras que, por su parte, el sector silvoagropecuario presentó un aumento del 13,4%. Este contraste resalta la necesidad de diversificar la matriz productiva y comercial de Ñuble, reduciendo su dependencia de un solo sector y aprovechando el potencial de otras áreas con alto valor comercial.
En cuanto al medio de transporte, el marítimo sigue siendo el dominante, concentrando el 96,2% de los envíos. Si bien esto refleja la importancia de los puertos cercanos a nuestra región, también presenta oportunidades para explorar y potenciar el uso de otros medios de traslado, como el aéreo y el carretero, que podrían aportar mayor flexibilidad y eficiencia logística.
Ahora, si bien las cerezas y berries se posicionan como el principal producto de exportación de Ñuble, su aumento fue pequeño en comparación al año 2022 (4,6%) lo que enciende las alarmas sobre la necesidad de fortalecer la competitividad y resiliencia de este sector. Diversificar los mercados de destino, mejorar las prácticas agrícolas y desarrollar estrategias de diferenciación de productos son aspectos claves a considerar. Por su parte, los vinos, aunque representan un menor volumen de exportaciones, experimentaron un decrecimiento del 42,2%. Este sector sigue presentando un potencial interesante para seguir expandiéndose, enfocándose en nichos de mercado específicos, como vinos orgánicos o de alta gama, y potenciando la promoción y el enoturismo.
A partir del análisis realizado, se desprenden otras recomendaciones, como el fortalecimiento de las instituciones de apoyo, potenciando el rol de organismos públicos y privados que apoyan a las empresas exportadoras, como ProChile, Corfo y gremios empresariales. También se debe invertir en la formación de capital humano especializado en comercio exterior, logística, gestión empresarial y manejo de idiomas, para fortalecer las capacidades de las empresas exportadoras, retener y atraer talento a la región. Finalmente, es importante fomentar la asociatividad entre empresas y productores para compartir experiencias, recursos y estrategias de exportación, optimizando recursos y aumentando su poder de negociación en el mercado internacional.
El panorama actual de las exportaciones en Ñuble presenta desafíos importantes, pero también oportunidades significativas para el crecimiento y la diversificación. La implementación de las recomendaciones propuestas, junto con un trabajo colaborativo entre el sector público, privado y la academia, permitirá a la región posicionarse como un actor relevante en el comercio exterior nacional e internacional, generando desarrollo económico y bienestar para sus habitantes.
Norberto Hernández Andrade