El gasto en investigación y desarrollo (I+D) contribuye al crecimiento económico de largo plazo de los países. Pese a los esfuerzos, Chile destina apenas el 0,35% del PIB a I+D, siendo una de las naciones de la OECD con menor inversión en la materia (promedio OECD: 2,40%). Por otro lado, Chile es uno de los países que concentra una menor parte de su gasto en I+D en las empresas (34% versus 71%). Es evidente que aún queda mucho por hace en esta materia. Para esto, es esencial la formación de capital humano avanzado; es decir, la obtención de profesionales con grado de doctor. El éxito en su quehacer investigativo es un factor relevante para el desarrollo científico de Chile.
En esta columna quiero presentar algunas cifras de la última Encuesta de Trayectoria de Profesionales con Doctorado, cuyo levantamiento se realizó a finales de 2020. En Chile hay alrededor de 18 mil personas con grado de doctor (PhD), siendo uno de los países de la OECD con menor cantidad entre la población de 25 a 64 años (0,17% versus 1,16%). En los últimos 10 años han llegado casi 7 mil doctores a Chile, de los cuales más del 90% son chilenos. La mayoría viene de realizar estudios en España (1629 personas) y Estados Unidos (1556). Un 65% de los doctores financiaron sus estudios principalmente con becas provenientes del Estado. Apenas un 5% lo financió con beca o subsidio de la entidad empleadora.
Por otra parte, según este mismo estudio, existen brechas de género en el salario de los doctores ($2.800.000 en hombres versus $2.200.000 en mujeres) y en la tasa de desempleo (2,2% en hombres, versus 5,1% en mujeres).
Las instituciones de educación superior (IES) acumulan gran parte de los empleos principales de las personas con PhD (84%), mientras que el sector empresarial agrupa solo el 7%. Los doctores destinan un 34% de su tiempo laboral promedio a la docencia. El 12% de los PhD que trabajan en Chile lo hacen en un empleo con jornada parcial. De éstos, un 54% afirma estar en búsqueda de un empleo de tiempo completo. El 22% de los doctores no realiza labores de investigación en su empleo actual. Un 61% de ellos considera que no lo hacen porque ven pocas oportunidades laborales en la investigación, el 54% afirma que es por la falta de estructura de desarrollo de la carrera de investigador, y un 45% afirma que es por condiciones laborales desventajosas respecto a otros trabajos. Los que sí trabajan en investigación, destinan en promedio un 48% de su tiempo a dicha actividad.
Dado lo anterior, propongo algunos lineamientos para mejorar el avance científico en Chile. Primero, se necesita perfeccionar el mecanismo de incentivos para que el sector privado invierta más en I+D. Incluso dar apoyo a las Pymes para que se agrupen y en conjunto puedan beneficiarse de los aportes de los doctores y de la ciencia para la innovación. En este sentido, la colaboración público-privada es fundamental. Y en segundo lugar, es necesario reforzar los incentivos en todas las organizaciones (en especial las IES) para que los doctores maximicen su productividad, dotando de suficientes horas para investigación, de recursos financieros y tecnológicos, salarios, desarrollo de carrera y estabilidad laboral.
Carlos Delgado Fuentealba