Un estudio de los economistas Ramón López, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez, confirmó lo que otras investigaciones, basadas en la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN), ya habían concluido respecto de que en Chile hay una alta concentración de la riqueza. Los nuevos datos indican que en esas investigaciones dicha concentración estaba siendo subestimada. En su trabajo, los economistas no utilizaron datos de la CASEN, sino información del Servicio de Impuestos Internos (SII).
De acuerdo a los datos de esta investigación, el país que conformamos el 99% de los chilenos y el 1 % de ricos, presenta mayor concentración de la riqueza que gran parte del mundo capitalista. Ni en Estados Unidos ni en Japón ni en Inglaterra el 1% de la población de un país goza de tanta participación de la riqueza de su propio país.
Aún en base a una estimación conservadora del ingreso de los súper ricos, su participación en el ingreso personal total es extraordinariamente alta, llegando a mas de 30% para el 1% más rico, 17% para el 0,1% más rico y más de 10% para el 0,01% más rico en promedio durante el periodo 2004-2010. En términos internacionales estas son las más altas participaciones que se conocen. Aun excluyendo ganancias de capital o utilidades retenidas, la participación del 1% más rico es la más alta registrada dentro de una lista mucho más amplia de alrededor de 25 países para los cuales esto se ha medido.
Estos niveles impresionantes de concentración de riqueza y de desigualdad producen efectos en múltiples áreas de la sociedad. Un informe de la OCDE conocido durante el 2013, mostró que en Santiago la distancia de recursos se ha transformado en una distancia física feroz, que ha llevado a los pobres a los márgenes de la ciudad. Por ello, según la OCDE, Santiago es la ciudad más segregada de entre 30 urbes estudiadas por ese organismo.
Lo mismo ocurre en la educación, donde la distancia de ingresos se ha transformado en insalvables brechas de conocimientos, de desarrollo de habilidades y de posibilidades futuras. Así lo han mostrado estudios de la misma OCDE y se ha vuelto a confirmar recientemente cuando el centro de estudios Horizontal dio a conocer un ranking y elaborado con los datos de la prueba internacional PISA y que ordenó los países de acuerdo a cuánto influye el dinero de la familia en las posibilidades de estudio y aprendizaje de un joven de 15 años.
En el fondo del ranking aparecen, entre otros, Chile. Lo anterior indica que la riqueza del hogar al que se pertenece tiene una alta correlación con los resultados académico/funcionales obtenidos a los 15 años.
En ese sentido, la preocupación por la enorme concentración de la riqueza que exhibe Chile es en el fondo una preocupación por la posibilidad de Chile de crecer en el largo plazo, en donde, las la posibilidades de tener un crecimiento económico sostenido se ve amagado por las negativas consecuencias de la inequidad sobre la inversión en capital humano, la estructura productiva y la productividad de esta economía, así como las amenazas que ella supone para la estabilidad social y política futura.
Rafael Monsalve,
Académico Escuela de Administración y Negocios – Universidad de Concepción.