Para la mayoría de las personas, el año comienza en marzo. Ya sea por el inicio del año escolar o del año académico en educación superior, como también porque en este mes se estructura el inicio del regreso de vacaciones y todo comienza a tomar fuerza. Pero siempre este retorno trae consigo cambios. Entendiendo el cambio como la transformación de un estado a otro de un ser o ente, éste se produce por factores externos e internos de la persona donde se busca desarrollar una fase nueva en función de sus motivaciones.
Un ejemplo de ello es el flujo de desplazamiento de las personas, tanto en la ciudad como en las zonas rurales de nuestra región, que se refleja en una alta congestión vehicular (nuestros odiados e infaltables “tacos”) y calles llenas de colegiales, lo que se suma al ya clásico recordatorio de que estamos en marzo: el pago de los permisos de circulación y correspondientes trámites, lo que conlleva a larguísimas filas en los puntos de revisión técnica.
Lo relevante es tener conciencia de que estamos enfrentando cambios y que nos quedan otro en el camino, como por ejemplo, el cambio constitucional, que no está claro aún dado que estamos en proceso de elección de constitucionalistas.
Otro cambio importante es el conjunto de efectos económicos que trae la guerra de Ucrania y que han afectado la economía mundial que, sumado a la alta inflación de 2022 (IPC 12,8%), genera procesos de disminución de la demanda interna, menor empleabilidad en algunos sectores y, por ende, un actuar con cautela frente al escenario país.
Algo positivo es el levantamiento de restricciones producto de la crisis sanitaria, que generó que las organizaciones se fortalecieran post pandemia, permitiendo mostrar cambios relevantes en muchos servicios de empresa y organismo públicos, en los cuales las tecnologías han dejado nuevos procedimientos para procesos que realizaban de manera presencial y que hoy son online, por ejemplo, el pago del permiso de circulación, seguros, reserva de pasajes e incluso la instalación de servicios de auto compra con cargo directo a tarjetas de crédito o débito. Basta observar lo implementado en supermercados o tiendas de retail.
Hoy, hemos visto muchos de estos cambios también en los servicios vinculados a la salud y educación, lo que ha generado que las instituciones de educación superior propongan planes de estudio flexibles y que observen con profundidad las nuevas formas de educar. Un ejemplo de ello es el resultado de la admisión 2023, en la cual gran parte de las casas de estudio ofrecen programas online o semipresenciales, generando un cambio sustentable en la forma de acceder a un título profesional.
La educación tiene un papel fundamental en la vida de las personas y por eso un cambio en la forma de educar es clave e influye en su desarrollo. Por lo anterior es importante pensar en innovación, modificando nuestra mentalidad desarraigándonos de nuestros métodos tradicionales de ver la educación.
Sin lugar a dudas este 2023 nos presenta desafíos nuevos y con ello nos obliga a poner la mirada en las tecnologías, los cambios sociales y sus efectos. Para esto es importante comenzar marzo con optimismo.
Mauricio López Muñoz