Primero que todo, reciban todas y todos un cordial saludo, esperando que el mes de la patria y los aires primaverales de septiembre renueven nuestras energías.
Sobre la base de lo expuesto en mi columna del 1 de junio, actualizo parte de la información ahí entregada, esto dada la publicación en el Diario Oficial el 02 de septiembre de la Ley N° 21.256, que establece medidas tributarias del plan de emergencia para la reactivación económica y del empleo de mediano plazo. Entre otros aspectos, menciona que se posterga hasta el 01/01/2021 la obligatoriedad de implementar boleta electrónica para los emisores de facturas electrónicas, para el resto de los contribuyentes, se mantiene el 01/03/2021; sin perjuicio de ello, a partir del 1 de septiembre, el Servicio de Impuestos Internos (SII) dispuso en su portal web a los contribuyentes que voluntariamente quieran comenzar antes del plazo citado, un sistema de emisión de boletas electrónicas gratuito, tal como en el año 2014 se hizo con el sistema de emisión de facturas electrónicas. Con ello el SII podrá fiscalizar la evasión de uno de los impuestos que más recauda el país.
Con respecto a los nuevos regímenes tributarios a los cuales deben acogerse las empresas, el plazo se trasladó hasta el 30 de septiembre. En esta materia, la ley citada informa que: las Pymes que cumplan requisitos y se acojan al régimen del artículo 14 letra D) de la ley de impuesto a la renta, pagarán un 10% del impuesto de primera categoría para rentas obtenidas entre los años comerciales 2020 a 2022.
A la luz de lo anterior, podemos evidenciar que, frente a una acción existe una reacción. Quizás no sea del agrado de un grupo, pero con una tasa de desocupación en el trimestre mayo – julio de 2020 del 13,1% (la mas alta desde 2010); una fuerza de trabajo reducida en un 15,6% al igual que el 20,6% de los ocupados según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE); al menos, se visualiza un escenario que pueda mantener las actuales fuentes laborales.
Ahora bien, en la línea del mediano plazo, se suma a las medidas anteriores el presupuesto de la nación para el próximo año. Su confección se basa en las proyecciones del precio promedio del cobre y el crecimiento del país. Si bien ambos indicadores no son tan auspiciosos como la primera mitad de los años 90, hemos sido testigos de los recursos asignados a los centros de atención primaria y, entre otros, el reducido presupuesto en el Ministerio de Ciencias, Tecnologías, Conocimiento e Innovación creado en el año 2018.
Si frente al escenario económico se publica una ley como un plan de emergencia, sería propicio, con la prudencia que implica un ajuste presupuestario, redirigir esfuerzos para un erario nacional acorde a la contingencia para los Ministerios de Salud y el de Ciencias. Este último, según la comunidad científica de distintas casas de estudios superiores, ha tenido un presupuesto de continuidad y que camina por un sendero distinto al avance de la revolución tecnológica que nuestro país necesita.
Que el sentido republicano y el renacimiento de la naturaleza hagan eco en las percepciones de quienes tienen la responsabilidad de guiar a Chile.
Elías Karmach Sánchez