En 2015, más de 190 países aceptaron el protocolo de París para frenar el cambio climático. Esto, sin duda fue un hito muy importante y esperanzador, luego del fracaso de Kioto. Paradójicamente ese mismo año ocurrieron algunos eventos significativos en esta acelerada carrera hacia la extinción: Incremento de un grado Celsius en la temperatura promedio del planeta desde la era pre-industrial; Niveles de CO2 que superan largamente las 350 partículas por millón, definido por los científicos como un punto de inflexión.
Con todos sus defectos, este tratado es una hoja de ruta, la única posibilidad de entregar a nuestras futuras generaciones un planeta viable para la vida humana, donde ya no basta sólo con ser “Sustentables”, si no que debemos caminar rápidamente hacia un “Desarrollo Regenerativo”. Lamentablemente, aún no tenemos conciencia colectiva de nuestra fragilidad. Los humanos y, en general los mamíferos, no estamos preparados como los reptiles –por ejemplo– ante catástrofes planetarias… Nuestra arrogancia nos tiene al filo del precipicio y la Economía parece ser el único propósito de nuestros países y gobiernos; donde el capitalismo ha logrado más en 3 siglos que el Cristianismo o el Budismo, poniendo de rodillas al planeta ante el Dios dinero.
Capítulo aparte es Donald Trump, que con la autoridad que le da el ser representante de la primera economía mundial, con un 25% del botín planetario, es el típico matón del curso, que hace lo que quiere sin importarle el resto. Es tan así, que se mofa en sus conferencias del cambio climático y borra de un plumazo la firma que Obama hizo por el acuerdo de París. Sí, increíble pero cierto… Es difícil para mí comprender cómo una sola persona, en un sólo acto puede hipotecar el futuro de la humanidad.
Por otro lado está Emmanuel Macron, presidente recientemente electo de Francia que, con sus 39 años y un partido político con apenas un año de existencia, fue capaz de ganarle las elecciones a Le Pen. Luego de la salida de EEUU del Acuerdo, dio una conferencia invitando a los emprendedores norteamericanos interesados en el cambio climático a trabajar desde Francia. Sin duda una acción de liderazgo pura y valiente. Para muchos analistas políticos, las elecciones parlamentarias del último domingo en Francia serían una prueba de fuego para Macron: considerando que a sus candidatos los apoya un partido en ciernes, que el 50% de ellos es de sectores alejados de la política y fueron elegidos a través de una plataforma web. Nuevamente lo hizo! Un amplio triunfo en primera vuelta que sin duda, será ratificada en la segunda este domingo. Con esto, Macron tiene el poder político para impulsar su plan reformista. Cosa nada fácil, ya lo sabremos en Chile.
Atentos con Macron, seguirá dando qué hablar, con una visión global, de futuro, propia de una nueva generación de líderes conscientes. Para mí, la única salida a esta encrucijada en que nos metimos impulsados por dogmas anti-natura de crecimientos económicos eternos. El lema, más que “Salvemos el planeta” debiera ser “salvemos la humanidad”… Nuestra madre tierra bien sabe cuidarse sola.