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Prueba SIMCE de Inglés no es una certificación internacional

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La evaluación del nivel de desempeño para hablantes de segundas lenguas está regulada por la Asociación de Evaluadores de Idiomas de Europa, cuya sigla en inglés es ALTE. Ésta es una organización sin fines de lucro que fue creada en 1989 por las universidades de Cambridge (Inglaterra) y Salamanca (España) como una respuesta a las necesidades de una sociedad europea multilingüe. En la actualidad, la apertura de barreras interculturales y la creciente migración, han acentuado la necesidad de enseñanza de segundas lenguas y la evaluación del desempeño de los hablantes, quienes por motivos principalmente académicos y laborales necesitan certificar niveles de dominio del idioma del país que los acoge.

Para certificar el nivel de dominio de una segunda lengua, se prueba a los hablantes en su desempeño de las cuatro habilidades lingüísticas: escuchar (entender el idioma hablado), hablar, leer y escribir.  Los niveles de dominio están tipificados en la escala ALTE según se define a continuación: Nivel A1 y A2, usuario básico; Nivel B1 y B2, usuario independiente; nivel C1 y C2, usuario competente.  Para certificar cada uno de estos niveles existen determinados exámenes, siendo masivamente conocidos los elaborados por la División de Evaluación de Inglés de la Universidad de Cambridge, y el ampliamente conocido TOEFL, que es masivamente aceptado por las universidades Norteamericanas.

Las bases curriculares nacionales (2012) para la asignatura de Inglés establecen que los alumnos chilenos deben lograr un dominio de inglés equivalente al nivel A2 en 8° básico, y B1 en 4° medio. Para certificar la competencia, es pertinente entonces aplicar los exámenes que se utilizan a nivel mundial con estos fines.  La prueba SIMCE de Inglés es una evaluación que mide solo dos de las habilidades lingüísticas: comprensión auditiva y lectora. Aun cuando los estudiantes obtuviesen altos puntajes, estos no son predictores de buenos resultados en las dos habilidades no evaluadas (hablar y escribir).

Los bajos rendimientos obtenidos en la última evaluación SIMCE de Inglés deben leerse entonces no como malos, sino más bien desastrosos. Incluso aquellos establecimientos que obtuvieron puntajes altos, deben ser cautelosos a la hora de celebrar, porque en realidad, se omitió medir las habilidades lingüísticas que son de más largo aliento en el logro: hablar y escribir.

Los lectores interesados en el tema pueden acceder a http://spain.cambridgeenglish.org (o  http://www.cambrigeenglish.org), donde encontrarán información sobre los exámenes existentes por nivel de domino, los centros autorizados para tomar dichos exámenes, e incluso información relativa a la cantidad de horas de preparación para el logro de los resultados. Dicho sea de paso, se requiere de 400 horas cronológicas de instrucción para  certificar el nivel ALTE B1, lo cual es un número muy inferior a la cantidad de horas de instrucción de inglés contempladas en el currículo de enseñanza media.

Queda, por lo tanto, mucho que hacer aún para mejorar el nivel de inglés de nuestros niños y jóvenes; factor clave para el desarrollo del país.

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