Recién en 1974 se realiza el proceso de regionalización efectuado por la Comisión Nacional de la Reforma Administrativa (Conara), creada el año 1973. De esta forma el país quedaría dividido en regiones, en donde cada región tendría su propia capital. Esta División Política Administrativa (DPA) fue establecida mediante el artículo 45 de la Constitución Política de Chile del año 1980, que además establece que la iniciativa por crear una nueva región es “responsabilidad exclusiva” del Presidente de la República.
Es recién en el año 2005 cuando se permite la modificación de la DPA propuesta por Conara. De esta forma se podrían crear nuevas regiones a través de una ley de “Quorum orgánico constitucional”. Así, gracias la Ley 20.050 se establece que se podrían modificar las regiones que conformarían Chile, pudiendo desde ese entonces crear, denominar y eliminar regiones y provincias, además de modificar los límites y capitales regionales en caso de ser necesario, todo esto con previa aprobación del Presidente de la República.
Es así como surge el interés de diversas zonas geográficas por convertirse en región, siendo los casos más emblemáticos los de Arica, Valdivia y Ñuble; en donde solo las dos primeras provincias lograron convertirse en región en el año 2007. El argumento de mayor peso para desarrollar estos cambios administrativos tiene relación con la mejora en el bienestar de los ciudadanos que se podría lograr gracias a la mayor cantidad de recursos que se obtendrían en las nuevas regiones, mejorando los niveles de empleo y por ende logrando un mayor desarrollo económico.
Como una forma de aportar antecedentes concretos que demuestren un mejoramiento en el bienestar de las personas al constituirse Ñuble en una nueva región, en conjunto con el ingeniero comercial Carlos Inostroza, ex alumno de la Escuela de Administración y Negocios, trabajamos en un artículo de investigación denominado: “Análisis de los efectos económicos de la constitución de las nuevas regiones en Chile y diagnóstico del caso de la Provincia de Ñuble”.
Entre sus resultados se demuestra que las nuevas regiones han aumentado de manera significativa sus ingresos promedios, de hecho la brecha de ingresos entre los nuevos territorios y Ñuble se duplica. Específicamente en el periodo 2000 a 2006 se encontraba $47.510 por debajo del promedio de los demás territorios y una vez que se constituyen como nuevas regiones esta brecha se incrementa a $91.527 entre los años 2007 a 2013. Sin embargo, se concluye que el cambio administrativo de Ñuble y en general de cualquier zona geográfica, no asegurará por sí solo una mejora en los indicadores económicos y sociales de sus habitantes.
Frente a esta expectativa, se propone que es primordial establecer una Estrategia Regional de Desarrollo de Ñuble, de modo que definamos un programa de atracción de inversiones privadas y también priorizando las inversiones en infraestructura pública, además de ajustar las medidas necesarias con respecto a mejorar estándares de salud, educación y empleo, entre otros.
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