Estos nombres, junto a otros 8 empresarios, conformaron el ranking de los 12 emprendedores que más han aportado a la “cultura empresarial de la época moderna”, preparado por la revista Fortune (2012). La publicación señala que estas personas tienen como común denominador la capacidad de convertir sus sueños en realidad. El connotado Steve Jobs, en un discurso a los estudiantes de la Universidad de Stanford (2010), reafirma esta idea, invitando a la audiencia a seguir su propio instinto como guía infalible para encontrar aquel trabajo genial que los hará felices. Por otra parte, el profesor Carlos Baradello – autor de los 10 Mandamientos para Concebir un Emprendedor – (U. de San Francisco, E.E.U.U.) agrega que, los emprendedores deben pensar en sus negocios a nivel global y no local…pensar “en grande”.
El espíritu emprendedor es un tópico de investigación académica; la famosa firma consultora Ernst y Young, fundadora del premio “El Emprendedor Mundial del Año”, realizó un estudio cuyo objetivo era “decodificar el gen emprendedor”. La conclusión del informe es auspiciosa: es totalmente posible formar la mentalidad emprendedora; en otras palabras el emprendedor se hace. Las universidades tradicionales chilenas, atentas a las tendencias internacionales, incorporan líneas de formación en Emprendimiento, en los planes de estudio de carreras como ingeniería comercial. Si, las bases disciplinares están sentadas para formar emprendedores, entonces, cabe preguntarse ¿Qué falta para tener un semillero de emprendedores, que vengan a cambiar el panorama económico nacional?
La respuesta está dada en el mismo informe de Ernst y Young: los emprendedores son primero profesionales; que además, exhiben una combinación de comportamientos y actitudes tales como autocontrol, la creencia que los sucesos son el resultado de los actos, la tolerancia al fracaso, la capacidad de correr riesgos calculados, y la mentalidad de ver oportunidades donde otros ven problemas. Las escuelas de negocios, tienen entonces que replantearse sus metodologías y dedicar más créditos dentro sus planes de estudios a la formación actitudinal de los futuros hombres de negocios. No debe ser solo una declaración de intenciones, se deber trabajar para implementar estrategias de formación explícitas que promuevan el desarrollo del gen emprendedor.
Nuestro país clama por profesionales de negocios cabales, que rechacen mecanismos como la colusión, la usura y el oportunismo para producir dinero en desmedro de sus congéneres; que emprendan la construcción de inexistente industria nacional, y la creación de negocios que tengan un impacto positivo en las vidas de las personas.[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
