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El factor macroeconómico en las decisiones del país.

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Para dirigir y/o participar activamente en una organización debemos preocuparnos de entender el contexto macroeconómico en el cual nos desenvolvemos. En esta columna trataré de aportar a ello.

Lo primero es introducir al lector a las temáticas básicas de la macroeconomía. Esta disciplina se ocupa del comportamiento de la economía como un todo, es decir a nivel país, en consecuencia sus principales objetivos son: 1) mantener un elevado crecimiento de la producción (variación positiva del Producto Interno Bruto “PIB”), 2) propiciar una baja tasa de desempleo (porcentaje de desocupados sobre la fuerza laboral), 3) tender a una inflación moderada (variación controlada del índice de Precios al Consumidor “IPC”) y 4) mantener un equilibrio en el sector externo (Balanza de Pagos equilibrada).

Lo complejo y entretenido es que las variables macroeconómicas mencionadas anteriormente son siempre dinámicas, y se ven afectadas unas a otras multidireccionalmente, por ejemplo: hace unas semanas la presidenta Michelle Bachelet informó que frente a las deterioradas proyecciones económicas, el presupuesto fiscal para el año 2015 se incrementará en un 9,8%, esto se reconoce como un estímulo para la economía, ya que incrementará la probabilidad de cumplir el objetivo de potenciar el crecimiento del PIB y a su vez ayudará a disminuir el desempleo, entonces ustedes se preguntarán ¿cuál es el problema? Bueno, el conflicto decisional entre las variables macro radica en que este impulso podría presionar a que los precios suban de manera importante, por ende se generaría la pérdida del poder adquisitivo (lo cual sería grave considerando que la inflación ya se encuentra en un 4,9% anual).

Otra variable que ha tomado un papel protagónico este año es el tipo de cambio (precio de la divisa), donde se ha observado un notorio incremento en los últimos trimestres, actualmente se deben entregar alrededor de 590 pesos por un dólar mientras que en marzo de 2013 sólo eran necesarios 470 pesos. Esto beneficia al país ya que es atractivo para exportadores (al momento de cambiar sus dólares por pesos obtienen una cantidad mayor de dinero). Pero por otra parte, sabemos que nuestras empresas son importadoras de tecnología y de productos energéticos, por lo tanto al pagar en dólares aumentan sus costos de producción y esto se traspasará a los consumidores mediante mayores precios (inflación), luego posiblemente las empresas verán afectados sus márgenes y quizás algunas tendrán que salir del mercado presionando a que el desempleo aumente. En resumen lo importante no es que el tipo de cambio sea elevado o bajo, sino que sea estable para que los agentes económicos puedan planificar sus acciones con un cierto grado de certidumbre.

Aparte de lo económico otro aspecto importante es el clima social, el cual debe ser considerado para que no se generen disociaciones entre los objetivos de las autoridades y los de la sociedad, por ello sería una lástima desperdiciar el actual momento en que podríamos realizar reformas importantes, tanto a nivel tributario, educacional y laboral. En definitiva, discutirlas no es trivial.

Roberto Herrera,

Académico Escuela de Administración y Negocios – Universidad de Concepción.

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