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Rompe, paga

No sé ustedes, pero yo me eduqué en la época en que nos formábamos antes de entrar a la sala de clases, en la época en que nos poníamos de pie para saludar a un profesor que entraba a la sala, en la época en que el diario mural se adornaba porque era como la extensión de nuestra casa, en una época en la que había semaneros que nos encargábamos de dejar la sala de clases impecable después de la jornada. Y es que la sala clases y el colegio, en general, era un espacio sagrado, un lugar donde no solo íbamos a aprender, sino a desarrollar nuestra sociabilidad, donde formábamos lazos de amistad indestructibles a lo largo de la vida. Un lugar donde aprendíamos y lo pasábamos bien. Un lugar que dejaba una huella indeleble en nuestra forma de ser y actuar en sociedad.

El colegio se cuidaba y si alguien por accidente quebraba un vidrio, por ejemplo, no cabía duda que había que reponerlo, y no porque lo impusieran, sino porque al igual que en el vecindario, si la pelota de fútbol atravesaba la ventana del vecino, era de perogrullo que había que reponer el vidrio. Todos sabíamos y aplicábamos sin reclamar el famoso rompe, paga…..Y es este mismo sentido común el que impera en la nueva normativa que decidió aplicar al Alcalde de Santiago Felipe Alessandri, para indemnizar al municipio por los daños causados a colegios municipales durante las tomas de estos. La medida ha contado con apoyo transversal, tanto que la Presidenta Michelle Bachelet indirectamente respaldó la iniciativa al afirmar que los padres y alumnos tienen responsabilidades que cumplir frente a los destrozos en los colegios.

La medida debutó el 12 de junio, cuando Alessandri interpuso una millonaria demanda contra los apoderados de cinco alumnas del Liceo 7 Teresa Prats, luego de constatar los daños del establecimiento post toma.

Acá no paga Moya, porque Moya sería la Municipalidad, y por ende todos los ciudadanos de la comuna, sino que deben pagar los padres en el caso de que los niños sean menores de edad o bien, los mismos estudiantes en caso que ya hayan cumplido 18 años. La medida está fundamentada en el Código Civil donde se establecen presunciones de responsabilidad de las personas que uno tiene a su cuidado (…) y los padres son responsables de los hechos de sus hijos.

Ahora ¿cuánto tendrán que pagar los padres?, el equivalente al daño efectuado, ni más ni menos, acá no hay lucro asociado, y es el departamento de infraestructura del municipio quien está actualizando constantemente el catastro sobre la condición de los establecimientos de la comuna.

Parece de los más sensato entonces tomar medidas que corresponden y hacer efectiva la responsabilidad de quienes causen daños y destrozos de un colegio durante la toma, más aun considerando que no están los tiempos como para darse el lujo de gastar dinero en reparaciones por tomas, frente a las reales deficiencias que hay en educación.

Ahora el problema se presenta al establecer las responsabilidades civiles, es decir, cómo se constata quiénes fueron los que participaron en los destrozos. No es tarea tan fácil, primero parece obvio que los alumnos que se encuentren en el establecimiento durante el desalojo deberían tener su de responsabilidad, pero es justo que sea el centro de alumnos quien la asuma en caso de no encontrar a culpables in fraganti. Creo que falta perfeccionar la medida del “rompe, paga” para que en definitiva no sea criticada y se eche por la borda una iniciativa donde impera el sentido común tan falto en algunos sectores de nuestra sociedad.

 

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